La noticia de la aparición de ejemplares de mejillón cebra en el embalse de Barasona y la consiguiente prohibición de navegar en sus aguas ha pillado totalmente por sorpresa a los vecinos y representantes políticos de Graus y de La Puebla de Castro, los dos municipios por los que se extiende este pantano.
Tanto el alcalde grausino, el popular José Antonio Lagüens, como la alcaldesa puéblense, Maite Bardají, reconocían al hacerse pública esta circunstancia que todavía no habían recibido información oficial a este respecto por parte de la Confederación Hidrográfica del Ebro sobre la presencia de este dañino molusco pero no dudaban en calificar el asunto como «muy preocupante» y señalaban que puede suponer un varapalo añadido a la explotación de las potencialidades turísticas de este embalse que cuenta con tres embarcaderos, dos en la orilla derecha -dentro del término municipal de La Puebla de Castro- y otro en la Base Náutica de Graus que se encuentra en su orilla derecha, con una notable actividad en los meses veraniegos.
«Toma ya, venga ya, éramos pocos y parió la abuela», exclamaba sorprendida Maite Bardají al enterarse de la noticia. José Antonio Lagüens apunta que una medida «urgente e imprescindible» debe ser la instalación de unas estaciones de desinfección en ambas orillas del embalse «porque si no se habilitan cuanto antes, esta situación nos va a hacer un roto de muy difícil recuperación a la explotación turística de Barasona».
José María Martínez, director de la empresa Ésera Aventura que gestiona uno de los embarcaderos del pantano, también desconocía la detección de ejemplares de mejillón cebra adultos en el embalse. El empresario considera que se trata de un tema «muy grave» y, tras recordar que hace ya unos años se planteó la posibilidad de instalar una estación de desinfección para las embarcaciones que accedieran a las aguas de Barasona, entiende que son «imprescindibles» este tipo de infraestructuras para luchar contra una plaga «incontrolable de otra manera».
