Alfredo Burrel y Pablo Aguilar, alcaldes pedáneos de las localidades de Torres del Obispo y Pueyo de Marguillén, denunciaron ayer ante el Seprona y los responsables ribagorzanos de Medio Ambiente la aparición de más de cuarenta grandes ruedas traseras de tractor arrojadas sobre el cauce del río Sarrón, en las inmediaciones de su desembocadura en el embalse de Barasona.
Los representantes de estos dos núcleos integrados en el municipio de Graus fueron advertidos de esta circunstancia a primeras horas de la mañana por un vecino de Pueyo de Marguillén que había descubierto las ruedas arrojadas al Sarrón una cincuentena de metros aguas arriba del conocido como puente de Aguinaliu, en una pequeña carretera local muy poco concurrida pero próxima a la N-123 que bordea el pantano por su margen derecha.
Todavía atónito por el descubrimiento, Burrel apunta que las ruedas debieron ser arrojadas pocas horas antes del hallazgo ya que, aunque la zona no es muy transitada y el cauce se encuentra en este punto muy emboscado, dado su volumen y la gran superficie que ocupan son «muy visibles». «Los responsables de este auténtico atentado monumental habrán puesto el volquete del camión que debía trasportar las ruedas al lado de la barranquera, que aquí se hunde unos tres o cuatro metros, soltando una carga que se ha desparramado por una amplia superficie», explica reconociendo que no se puede imaginar quién ha podido ser el causante de este vertido.
Aguilar confirma que «cosa» ver la magnitud de una agresión medioambiental de la que no se es consciente hasta que se ve “in situ” dado el «enorme» tamaño de las ruedas abandonadas. El pedáneo de Pueyo de Marguillén, que considera «incomprensible» esta agresión medioambiental y no duda en calificar como «desalmados» a quienes la han perpetrado, se hace cruces sobre lo difícil que va a ser retirarlas por su peso y volumen y lo dificultoso de los accesos hasta la zona del vertido. «Habrá que traer una pluma y hacer con ella auténticos equilibrios para que las ruedas se puedan ir retirando», apunta mientras alerta sobre la gravedad de dejarlas mucho tiempo en un cauce del que los vecinos ya han denunciado en repetidas ocasiones su emboscamiento e invasión por todo tipo de maleza y que ahora se ha constreñido todavía más «con el peligro que ello supone en caso de una posible avenida».
