“Que dos años son nada”, casi como el tango
¿Cómo se consiguió? Sin lugar a dudas, creyendo en el esfuerzo colectivo. Como cuando José Víctor Alfaro, CEO de Podoactiva, se plantó en la puerta de un equipo de primera para venderle su sueño en forma de plantillas. Pero ¿Como se consigue un sueño colectivo? Con trabajo, sin reblar… Así, el Huesca, se ha colcado de nuevo en la primera división del fútbol español.
Con altura, como Rosalía
Ha quedado demostrado, que a pesar de los juzgados, de las campañas mediáticas para desprestigiar lso tirunfos deportivos de la S.D. Huesca, merecemos ser equipo de primera. el triunfo de este años tiene ese doble valor. El de demostrar que el Huesca, sabe jugar y ganar al fútbol.
¿Y ahora qué? La nueva normalidad
La gran pregunta se abre ahora. ¿Como va a ser la liga?¿Y el Alcoraz?¿Sonarán igual los goles con mascarilla?¿Se podrá abrazar la afición a pear de guardar la distancia de seguridad? El fútbol es pasión y en primera esa pasión es contagiosa. Huesca y la provincia han conseguid o creer en el sueño colectivo de este equipo y lo han hecho grande. Ahora toca saber como va a ser la nueva temporada. Lo bueno, es que nuestro equipo está ahí, en la nueva normalidad.
La misma afición, el mismo sueño
Manuel tiene 8 años, su padre lo llevó por primera vez a un partido del Huesca hace uno y, la verdad, pasó calor con aquella bufanda. ¿Si no hace frío por qué mi madre me pone una bufanda?, pensó. Ahora, es el primero que salta con cada gol de su equipo. La afición del Huesca es contagiosa.
Gracias por ese rayo de alegría
Gracias, sencillamente gracias. Por ese rayo de alegría en medio de la pandemia. Por enseñarnos a jugar al fútbol. A ser equipo también en la vida. A ser ciudad y ser provincia. Quizás a ser mejores personas y darnos cuenta de que la vida es un día tras otro, como los partidos. Y que para jugarlos, hay que entrenar y aprender a diario.
Recuerdas aquella primavera de 2018
Dicen que las emociones no se olvidan. Que lo que hemos sufrido, como lo que hemso disfrutado, se queda grabado en nuestro ADN.
Aquella primavera de 2018, de la que solo hace dos años, el júbilo saltó por los aires, se contagió, se notaba en los rostros. El sueño, se había cumplido. Dos años después, aunque en fase 2 flexibilizada, la alegría ha estallado por dentro y las caras, seguro, que han sido muy parecidas a las que vemos.