El presidente del Ligallo Comarcal de Ribagorza de Chunta Aragonesista, José Antonio Pueyo, entiende que ocho accidentes con víctimas en los últimos cinco años en la intersección de la N-230 con la N-123 en Benabarre obligan a intervenir sin más demora y recalca que, pese a estos «estremecedores» datos no se considera este punto de la red viaria como Tramo de Concentración de Accidentes (TCA), «por lo que ni a corto ni a medio plazo el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana va a intervenir».
Pueyo recuerda que este tramo de la N-230 comprendido entre los puntos kilométricos 63,400 y 65,400, que engloba la zona de influencia de la intersección con la N-123 en Benabarre en el kilómetro 64,400, acumula en los últimos cinco años ocho accidentes con víctimas, cinco de ellas mortales, dos con heridas graves y otras diecisiete con heridas leves, «pese a lo cual no es considerado como un Tramo de Concentración de Accidentes (TCA) según lo establecido en la Directiva 2008/96/CE y es que el Gobierno de España no identifica ninguno en todo el Alto Aragón».
El presidente de CHA-Ribagorza señala que, pese a las interpelaciones concretas que ha hecho su partido con preguntas registradas en el Congreso de los Diputados y el Senado, «el Gobierno Central parece no contemplar la solicitud del Ayuntamiento de Benabarre para tratar este tramo como zona urbana, para ser considerado como tramo pacificado impidiendo la maniobra de adelantamiento obligando a circular más despacio, ni la propuesta de CHA para instalar un radar fijo con el objeto de conseguir que los conductores aminoren la velocidad».
Sí reconoce que la Dirección General de Carreteras del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana tiene previsto realizar una actuación de mejora en la zona consistente en una reordenación de accesos entre los puntos kilométricos 63,705 y 64,900 de la N-230, mediante la cual se transformará la actual configuración de la intersección existente en el punto kilométrico 64,400, eliminando la actual raqueta de giro y disponiendo un carril central de espera, con lo que se aumentará la seguridad de dicha intersección, pero recuerda que el propio Gobierno de España reconoce que actuando sobre la infraestructura se pueden evitar y reducir las consecuencias de los accidentes en un porcentaje muchísimo mayor. Ello es así porque, según los técnicos, no solo se eliminan posibles tramos peligrosos sino que también se diseñan y realizan mejoras en las vías y sus márgenes para que sean “carreteras benignas” o “carreteras que perdonan”, un concepto, básicamente, asociado a que determinados errores de los conductos no conlleven la ocurrencia de accidentes o al menos, de no evitarse, que las consecuencias de los mismos no sean muy lesivas.
Pueyo teme que, al no ser considerada como TCA esta conexión benabarrense, no exista voluntad de actuar con cierta premura en la reordenación de accesos en este tramo carretero «que concentra un número importante de accidentes» y apunta que si hubiera voluntad declararlo zona urbana o instalar un radar fijo «se podría hacer con cierta inmediatez, todo ello cuando estamos viviendo un aumento de la circulación con el cierre de la N-260 entre Campo y Seira, con motivo de las obras de acondicionamiento, a lo que se suma al tráfico intenso, especialmente de vehículos pesados, y el de turismos cuando se produzca la apertura de la estación de Baqueira-Beret”».