Veintiún integrantes del Centro Excursionista Ribagorza, CER, participaron este fin de semana en una intensa excursión por el extremo más meridional de la Sierra de Sis, haciendo un recorrido circular con salida y llegada a Riguala. El camino les llevó al Coll de Vent y tuvo conmo hitos más destacados el ascenso al Collado de Carraduño, donde el grupo se hizo la inevitable fotografía de recuerdo de la intensa jornada, y el impresionante Mallo Brocoló, un increíble mirador sobre un extenso territorio circundante desde sus 1624 metros de altitud. Finalizada la marcha, los excursionistas participantes repusieron fuerzas en el restaurante La Cuadreta e intercambiaron opiniones y anécdotas sobre una intensa jornada de media montaña por unos parajes prácticamente desérticos de una intensa belleza.
Entre los valles del Isábena y del Noguera Ribagorzana se levanta esta preciosa cordillera, mucho más desconocida de lo que merece, situada en la parte oriental del Macizo del Turbón. Es una sierra de murallas de conglomerado y arenisca con lomas redondeadas cuya cima más alta es el Tozal de los Moros (1.625 metros), del que se desgaja el denominado Mallo Brocoló, una imponente pared vertical rocosa y rojiza que domina el pueblo de Pont de Serraduy.
El camino no está balizado pero es claramente reconocible hasta alcanzar el collado denominado de Carraduño (1.490 metros.) donde enlaza con el GR-18 que atraviesa la sierra de norte a sur. Desde allí, los del CER alcanzaron la cima del Mallo Brócolo girando a la derecha por un sendero de ganado poco marcado que recorre el cordal. En esta cima, disfrutaron de unas panorámicas de auténtico vértigo, teniendo a los pies la aldea de Riguala, a la derecha el Turbón, enfrente el Cotiella nevado, la Sierra Ferrera con las dos puntas de Peña Montañesa y otros muchos lugares de un amplísimo territorio.
Para la vuelta, regresaron al collado de Carraduño para continuar por el GR-18 por la variante opuesta a la de subida. Pasaron luego bajo la pared oriental del Mallo y del Tozal de los Moros hasta alcanzar el Coll del Vent (1.259 metros) para afrontar ya el último tramo del recorrido que les devolvió a Riguala para dirigirse desde allí a las Herrerías de Calvera y al restaurante La Cuadreta, escenario último de una deliciosa excursión por el corazón de Ribagorza.
