“La justicia impidió a un alcalde del PP demoler el antiguo colegio de San José de Calasaz en 2011. Si entonces se hubiera acometido la rehabilitación, el coste habría sido muchísimo más bajo del que va pagar ahora el Ayuntamiento de Fraga. Más de 3 millones de euros que, de no ser por los Fondos Europeos, no podría costear el consistorio”. Ramón Salamó, portavoz del PSOE en el Ayuntamiento de Fraga, se muestra contundente al asegurar que “estamos ante el mejor ejemplo de la política municipal del señor Gramún: dejadez y desinterés”.
A su juicio, esta “desastrosa gestión tiene unas consecuencias que pagamos entre todos: porque no es lo mismo que la inversión sea 350.000 euros, como habría ocurrido si la rehabilitación se hubiera hecho en 2011, que esos más de tres millones en la actualidad. Si se hubieran hecho las cosas bien, el edificio podría estar rehabilitado y funcionando con un coste mucho menor”.
Salamó apunta que “aunque tarde, por fin se están dando los pasos para ello” y recuerda que “esto va a ser posible gracias al trabajo y perseverancia del PSOE de Fraga, que presentó el recurso contra la demolición del edificio” y explica que el Grupo Municipal Socialista había detectado errores en los informes técnicos de ruina económica además de considerar que la actuación que iba a llevar a cabo el gobierno municipal en ese año estaba al margen de la Ley de Urbanismo de Aragón. “Unos planteamientos que también avaló el Juzgado de lo Contencioso-Administrativo de Huesca” apostilla Salamó.
El portavoz de los socialistas de Fraga pide al primer edil “un giro en la gestión municipal que centre las acciones en lo importante: los ciudadanos. Si distraemos la atención con otros asuntos, lo importante queda desatendido. Y no es sólo cuestión de infraestructuras, también de derechos básicos como son la educación o la sanidad, con recortes que se están dando en los centros escolares y sanitarios de la ciudad y ante los que aún estamos esperando un posicionamiento del alcalde, que, no olvidemos, representa a todos los fragatinos”.
En 2011, José Ignacio Gramún no era ni siquiera concejal. Pedirle cuentas por lo que se decidió entonces es un disparate que sólo puede salir de cabezas poco amuebladas. Por cierto, si el PSOE y el hoy socio del PP Angel Cabrera no hubiesen andado enredando, el problema.que hoy es aún ese edificio llevaría años solucionado. Gramún, en este caso, sólo hace una cosa: aportar las soluciones que todos sus predecesores no aportaron. Seamos un poco más serios, señor Salamó