Fonz crea una ruta turística en torno a las fortificaciones de la Guerra Civil de la Línea del Cinca

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Las posiciones defensivas de la Guerra Civil que formaron parte de la Línea del Cinca en Fonz ya se pueden visitar a través de una ruta turística, con paneles explicativos, creada por el Ayuntamiento gracias a las ayudas para la recuperación de la memoria histórica de la Diputación Provincial de Huesca.

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La posición defensiva de Fonz, construida por el Ejército republicano en 1936, consta de un observatorio, varias trincheras y un emplazamiento artillero con cuatro baterías desde donde podría disparar cañones dirigidos hacia la zona de Estadilla como a la de Barbastro y Monzón. 

El Ayuntamiento de Fonz ha acondicionado los accesos a este espacio sito en el cerro de la ermita de San José. Asimismo ha colocado rejas en las bocas de las baterías artilleras dado el posible riesgo de derrumbe de las galerías horadadas en el cerro. También ha señalizado la zona, ha creado una página web específica (trincheras.fonz.info), un audiovisual explicativo y ha editado 500 trípticos turísticos para que el visitante pueda realizar la ruta por su cuenta. 

Por su parte, el Grupo de Investigación de Espacios de la Guerra Civil (GRIEG) ha catalogado y documentado los vestigios, elaborando cuatro paneles interpretativos que ayudarán al visitante a conocer mejor esta posición y la importancia de la Línea del Cinca. 

Los responsables del GRIEG  ofrecerán este sábado 24 de noviembre a las 11.30 una visita guiada, abierta a todo aquel interesado, por estas fortificaciones, tras la inauguración de la ruta por parte del alcalde de Fonz, Toño Ferrer, y de la vicepresidenta de la Diputación Provincial de Huesca, Elisa Sancho.

El GRIEG ya ha trabajado en otros enclaves de la época en Aragón y concretamente en la Línea del Cinca ha acondicionado las fortificaciones de Selgua, Monzón y Castejón del Puente. Estas localidades junto a Estada, El Grado, Naval y Fraga poseen todavía vestigios de esta zona defensiva que mandó construir la Generalitat de Cataluña en la retaguardia del Frente de Aragón, por si caía la primera línea de combate. La Línea del Cinca llegaba hasta Gandesa. 

El Ayuntamiento de Fonz quiere seguir trabajando en años sucesivos en la recuperación de este patrimonio bélico para convertirlo en un atractivo turístico más del municipio. 

LA POSICIÓN ARTILLERA DE FONZ

El emplazamiento artillero de Fonz estaba situado en lo que se conoce como 2ª Línea dentro de la fortificación del río Cinca. Este asentamiento artillero estaba dividido en dos secciones, cada una de ellas construida en galería a través de pasillos subterráneos. Cada sección contaba con una entrada de acceso que llevaba a un pasillo central subterráneo y desde aquí se diversificaba a través de galerías subterráneas hasta los emplazamientos de cada pieza.

Respecto a las piezas artilleras que debían situarse en el emplazamiento, éstas eran 4 cañones Schneider de 155 mm. Eran piezas de origen francés aunque se fabricaron con licencia en la fábrica asturiana de Trubia a partir de 1920, siendo declaradas reglamentarias en 1922 y pasando a conocerse como Obús de campaña de 155 mm Tiro Rápido Schneider Modelo 1917. Tenía un alcance de 11.500 metros, con una cadencia de tiro de 3 disparos por minuto y un peso en batería de 3.300 kg. Esta pieza fue ampliamente usada por ambos bandos durante el conflicto.

LA LÍNEA FORTIFICADA DEL CINCA

A principios del conflicto y dado el miedo que existía de que la retaguardia catalana pudiera ser arrollada por los sublevados en una posible ofensiva debido también a la misma precariedad que resultaba el frente de Aragón, se dispuso la creación de varios puntos de resistencia situados básicamente en territorio aragonés. De hecho, en fecha tan temprana en el conflicto como el 6 de agosto de 1936, el Estado Mayor del Comité Central de Milicias de Barcelona daba la orden a los Servicios de Ingenieros para preparar una línea de defensa retrasada en el río Cinca con tres centros de resistencia situados en Monzón, Fraga y Gandesa. Se quería que en el caso de que las fuerzas republicanas se vieran obligadas a retroceder, tuvieran a su retaguardia una línea fortificada en la que no solo pudieran encontrar abrigo y protección, sino también todo el apoyo que pudiera proporcionar el terreno ayudado por una bien entendida defensa, utilizando todos los elementos propios de la fortificación rápida de campaña.

En primer lugar y con la mayor urgencia, debían hacerse obras -trincheras, nidos de ametralladoras y emplazamiento de baterías de campaña- en las proximidades de las carreteras que viniendo de Aragón se dirigían a Cataluña. De esta manera, la línea  que empezaba en Monzón, (se amplió más al norte en noviembre de 1936 cuando el Estado Mayor determinó que se desplazara hasta Navaa) seguía todo el curso del Cinca, atravesaba el río Ebro por Mequinenza y acababa en Horta de Sant Joan al sur de Gandesa. En total 120 km de línea fortificada que la constituyó como la principal línea de resistencia construida en Aragón durante todo el conflicto y con un auténtico valor militar, construida para evitar la invasión de Cataluña por el norte del Ebro. La Línea fortificada del Cinca contó con numerosas construcciones defensivas desde nidos de ametralladoras y refugios, hasta trincheras, emplazamientos para piezas de artillería, caminos cubiertos, observatorios, polvorines y pistas militares.

Para hacerse una idea de la magnitud de estos trabajos de fortificación, a finales de mayo de 1937 se habían realizado los siguientes elementos de fortificación:

  • 20.870 metros de trinchera perfil normal excavada en tierra o en roca y con sus correspondientes abrigos de personal.
  • 6.000 metros de alambrada de 10 metros de espesor.
  • 18.048 metros de camino cubierto de 2×1 metro excavado en tierra o en roca.
  • 270 casamatas de ametralladoras de hormigón armado con protección de 80 centímetros.
  • 129 refugios.
  • 1.789 metros de galería excavada en roca.
  • 197.010 metros de pistas militares de acceso a las posiciones.
  • 76 piezas de artillería casamatadas con hormigón armado, protección 80 centímetros, con sus correspondientes refugios para la dotación de la batería y polvorines.
  • 26 piezas de artillería en galería excavada en la roca, con sus correspondientes polvorines.
  • 42 plataformas artilleras con su correspondientes abrigos para personal y polvorines.
  • 49 observatorios casamatados.
  • 18 polvorines de reserva.

En octubre de 1937, más de un año después del inicio de las obras de fortificación, aun se trabajaba en mejorar y equipar con nuevos elementos las posiciones defensivas de la Línea fortificada del Cinca.

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