Ya puede visitarse en Espacio Pirineos la portada renacentista de la iglesia de Castarlenas, trasladada por piezas desde este despoblado grausino y montada, tras su restauración, en el centro museístico de la capital ribagorzana.
Durante el acto de inauguración, celebrado en la tarde de este martes frente a la propia portada -instalada en el crucero de la desacralizada iglesia de la Compañía, actual Espacio Pirineos- la alcaldesa grausina, Gema Betorz, recordó la participación vecinal que puso en marcha esta actuación. «Empezó con una iniciativa popular, una recogida de firmas de diferentes colectivos que pusieron de manifiesto el deterioro de la iglesia. Se trató de salvar la iglesia, pero el proyecto era inasumible para el propietario, el Obispado, y para el Ayuntamiento, así que se decidió salvar la portada».
Betorz agradeció «el interés» de los vecinos por mantener el patrimonio, «que nos empujó a llevar a cabo el proyecto», al Obispado Barbastro-Monzón por la donación de la portada y a las dos empresas encargadas de ejecutarlo, Prames y Antique, «por el cuidado y el cariño» con el que han trabajado.
El desmontaje, traslado, montaje y restauración de la portada de Castarlenas ha ascendido a 35.000 euros sufragados con fondos propios, principalmente, aunque se obtuvo una ayuda procedente del programa Patrim y la donación de 6000 euros de una familia de la zona.
Satisfecha por el «resultado magnífico», y «orgullosos de haberlo salvado», Betorz coincidió con el historiador Francisco Martí en que Espacio Pirineos «no es su sitio». Martí destacó la singularidad de esta portada que cuenta con detalles «curiosos» como las «figuras femeninas desnudas que no he visto en ninguna otra portada de iglesia que conozca. Lo único religioso son las llaves de San Pedro, al que está dedicado el templo», agregó el experto.
