Los habitantes de La Puebla de Castro se volcaron el pasado viernes 9 con el homenaje ofrecido a su convecina Aurora Arnal para festejar su centésimo aniversario. En un acto sencillo, pero muy sentido, Aurora sintió el calor de sus vecinos, familiares y amigos a quienes –dadas las limitaciones marcadas por la crisis sanitaria- saludó desde el balcón de la casa familiar acompañada por su hijo y sobrinos.
Muy emocionados, quisieron agradecer a la alcaldesa y al resto de la población haber organizado «tan precioso homenaje al que no le falta detalle».
Haciendo un poco de historia, su sobrina Gloria Menal recuerda que Aurora nació en La Puebla de Castro en casa “Pinza” en 1920 y que ha estado ligada a este pueblo a lo largo de toda su vida. Fue la mayor de los dos hermanos y su madre, Antonia, también se hizo muy longeva.
La vida de Aurora se ha centrado en el trabajo en el campo y en su casa. Se casó con Pablo Franco, también de La Puebla, de casa “Tereseta”, «y fueron un matrimonio feliz hasta que él falleció». Tuvieron un hijo, Alfredo, que es quien ha cuidado a su madre, siempre ha vivido con ella «y la ha colmado de mimos y caprichos».
Pero aunque sólo ha tenido un hijo, los sobrinos y sobrinas siempre han estado pendientes de ella y son como “una piña” para ir a verla y charrar un rato…..
«Ella se ha ganado el cariño que le tenemos, se ha hecho querer y nosotros le hemos correspondido», comenta Gloria recordando que hasta hace un año ha tenido una salud envidiable y una lucidez privilegiada. «Ahora es cuando ya no sigue la conversación y su independencia se deteriora», reconoce su sobrina, muy agradecida por el cariño mostrado por sus convecinos.
