La ausencia de precipitaciones está lastrando la oferta de trufas en el primer tercio de la temporada. En su última sesión del año, el mercado de la trufa fresca de Graus abrió el pasado sábado con unas cotizaciones de 750 euros el kilo, precio que apenas varió durante toda esa sesión que se caracterizó por la escasez del producto ofertado y por la consiguiente merma de transacciones económicas.
Los representantes del sector trufero califican esta temporada como «complicada y difícil», lastrada por unas muy complicadas condiciones climáticas desde el pasado verano y por una sequía, especialmente grave en los dos últimos meses, que ha provocado una drástica reducción en la producción habitual de estos deliciosos hongos.
Y a menor cantidad de trufa ofertada, la ley de mercado anuncia siempre un considerable incremento de su precio. Algo que se está produciendo esta temporada en la que las cotizaciones oscilan entre los 600 y los 800 euros el kilo, muy por encima de los 350-450 en que se movía el mercado mayorista en años anteriores.
El presidente de la Asociación de Recolectores y Cultivadores de Trufa de Aragón, José Vicente Girón confirma que la temporada está siendo «muy extraña» y que es la más difícil desde que puso en marcha el mercado de Graus hace ahora ocho años ya que la escasa cosecha previa –condicionada por los rigores del calor del primer tramo del verano- se ve agravada ahora por la sequía «extrema».
Escasa producción al margen, lo que sí destaca en este comienzo de temporada es la intensidad del aroma de las trufas que salen a la venta, mucho más elevado de lo que suele ser habitual a estas alturas del año. Aún así, Girón explica que, si no llueve en breve, para mantener esta calidad habrá que volver a regar dentro de unos días en las truferas cultivadas y atinar con el momento oportuno y la cantidad de agua para no hipotecar definitivamente el resto de la temporada.
