«La vida es más que pastillas» los medicamentos no lo solucionan todo

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Por su interés reproducimos el artículo de la doctora Ana Mª Grasa del centro de salud de Sariñena dentro de la campaña de salud comunitaria “La vida es más que pastillas” que pretende concienciar a la población de que no todas las situaciones difíciles se solucionan con pastillas. Debemos tener la capacidad de resilencia para saber superar conflictos sin necesidad de buscar la solución en el sistema sanitario.

LA VIDA ES MÁS QUE PASTILLAS

NO TODO ES TAN URGENTE

«Actualmente vivimos en la sociedad de la inmediatez y hay menos tolerancia a la enfermedad, con lo cual se buscan todos los recursos sanitarios para solucionar “el problema” lo antes posible.
No nos damos cuenta que las enfermedades tienen una duración determinada y que por mucho que se haga no se va a modificar su evolución.
Como profesionales de la salud, nos hemos encontrado con muchas situaciones en las que el sentido común y la paciencia podrían haber evitado una visita a Urgencias o al Centro de Salud.
Es labor de todos fomentar la autonomía y el autocuidado del paciente, sobre todo en algunas situaciones cotidianas.
Por ejemplo, una fiebre sin ningún otro síntoma puede esperar un par de días con la toma de antitérmicos o incluso con una ducha templada.
Un catarro, aunque tenga fiebre, suele ser vírico y para la mayoría de los virus no hay nada. El que haya tos, mocos y dolor de garganta, no nos obliga a acudir a Urgencias. Con paracetamol, leche caliente y buena hidratación suele ser suficiente. Lo mismo ocurre con una voz ronca o con unos estornudos.
Los vómitos y las diarreas también se pueden pasar en casa los primeros días. Reposo digestivo unas horas y luego hidratación en pequeñas cantidades acompañado de una dieta blanda o astringente.
Un tapón de oídos o una picadura de mosquito no justifican una visita a Urgencias tampoco. En la farmacia venden preparados para ablandar los tapones o se puede poner aceite de oliva y para la picadura, un poquito de hielo.
Como hemos dicho antes, el sentido común nos ayudará a tomar las decisiones correctas. Cuando veamos que el enfermo no mejora después de unos días o incluso empeora, con la aparición de nuevos síntomas, entonces se debe ir al médico. Además, la mayoría de los servicios de Urgencias y Atención Primaria son accesibles por vía telefónica para consultar cualquier duda y responderán con amabilidad a sus preguntas.
Y por supuesto, hay situaciones que ya, de entrada, necesitan la valoración de un profesional sanitario y no pueden esperar (y deben ser de conocimiento público): un dolor torácico, una pérdida de conciencia, unas convulsiones, una dificultad para hablar o mover alguna parte del cuerpo, sangrados importantes, fracturas y traumatismos, etc.

LAS FALSAS ENFERMEDADES
Por otra parte, se está etiquetando a personas sanas como enfermas injustamente. Cualquier situación de la vida que comporte limitación, dolor, pena, insatisfacción o frustración no es definición de enfermedad.
La tendencia actual es la de medicalizar la sociedad, por lo que se ha generado un notable aumento de la frecuentación de las consultas de Atención Primaria, también debido al envejecimiento de la población y al crecimiento demográfico.
El hecho de que la innovación tecnológica nos permita vivir más y mejor junto con la idea de que “la salud no tiene precio” favorece el rechazo a la enfermedad y la muerte como partes inevitables de la vida. A mayor oferta de servicios sanitarios mayor es la percepción de necesidades y enfermedades por parte de la población.

Se está clasificando como enfermedades a los problemas de la gente. El British Medical Journal publicó hace unos años las 20 no-enfermedades que eran motivos de consulta en Atención Primaria y se obtuvo la siguiente lista: envejecimiento, trabajo, aburrimiento, bolsas en los ojos, ignorancia, calvicie, pecas, orejas grandes, canas, fealdad, parto, alergia al siglo XXI, jet-lag, infelicidad, celulitis, resaca, ansiedad por el tamaño del pene, embarazo, cabreo al volante y soledad.
Actualmente en España los “nuevos motivos de consulta” son las disputas familiares, los problemas estéticos, la negativa a envejecer, conflictos laborales, soledad, síndrome post-vacacional etc. Y otros que ya existían se han sobredimensionado y han adquirido la categoría de enfermedad (menopausia, andropausia, timidez o fobia social).

Sobreabundan cuestiones que no pueden obtener su respuesta en el sistema sanitario.
No cabe duda que las empresas farmacéuticas junto a los medios de comunicación contribuyen a generar “estas necesidades” en la población
Nosotros como profesionales de la salud, debemos potenciar la autonomía y el autocuidado, así como el uso racional de la consulta del médico de cabecera.
Los límites entre la normalidad y la patología son complicados. Hay que hacer un abordaje biopsicosocial para entender lo que le sucede al paciente y aprender a gestionar, informar y compartir con él la frustración de las limitaciones de la medicina: no sabemos diagnosticar todo, ni podemos curar todo y no tenemos la posibilidad de hacerlos felices».

Ana Mª Grasa Arnal
Médico de Familia
Centro de Salud de Sariñena.

Campaña Sell Out

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