Los pequeños propietarios de granjas ganaderas de porcino que se encuentran en las cuatro comarcas pirenaicas han reclamado de las administraciones central y autonómica para garantizar la pervivencia del sector.
Lo han hecho tras la reciente celebración en Aínsa de la asamblea anual de la Asociación de Ganaderos de Porcino Porc Libre-Porcicultores Libres del Pirineo Aragonés en la que estuvieron presentes la gran mayoría de los representantes de las veintisiete explotaciones de porcino de ciclo cerrado que forman esta asociación cuyos asociados residen y desarrollan su labor profesional en las cuatro comarcas de montaña de la provincia de Huesca.
Entre los asuntos abordados, se analizó el proyecto de Real Decreto por el que se establecen normas básicas de ordenación de las granjas porcinas intensivas existentes en toda España, un proyecto al que los ganaderos altoaragoneses han planteado diversas objeciones.
Entre otras, solicitan a sus impulsores que se cree un apartado específico que diferencie a aquellas granjas de producción y reproducción, de carácter familiar, vinculadas a una explotación agraria y ubicadas en zonas desfavorecidas de montaña para que se puedan equiparar al resto de explotaciones ganaderas que existen en esas zonas y puedan así acogerse a esa cierta “discriminación positiva” ya existente en otros sectores en toda la normativa que tienen que cumplir.
Desde la asociación recuerdan que la ganadería porcina supone el medio de vida de muchas familias en zonas de muy baja densidad de población, siendo el sector un factor determinante en el asentamiento de población en estos ámbitos. Además, recuerdan que este tipo de explotaciones pequeñas no suponen ningún tipo de problema medioambiental por su gestión conjunta con el laboreo agrícola con el que las familias implicadas complementan su economía.
