Con su totémica y poliédrica estampa visible desde prácticamente todos los rincones de Ribagorza y las innumerables historias mágicas y mistéricas nacidas a su amparo, el macizo del Turbón se alza solitario en pleno corazón de esta comarca altoaragonesa convertido en un auténtico icono muy querido para las gentes ribagorzanas.
Un icono, no obstante, azotado por la despoblación y el envejecimiento de su entorno más cercano. A esta situación le quieren poner coto los habitantes de los municipios que se extienden por sus laderas y, en especial, los jóvenes de Campo, Valle de Bardají y Valle de Lierp que desde hace ya tres años han emprendido un programa de actuaciones altruistas para fomentar, preservar y dar a conocer su zona reforzado últimamente con la puesta en marcha del proyecto “Turbón Mágico” que gracias al Cuerpo Europeo de Solidaridad ha conseguido los recursos necesarios para poder actuar con éxito en distintas acciones que, como recuerda Nuria Alastrué, portavoz de la entidad, «buscan cuidar, respetar, proteger y difundir este espacio lleno de magia».
Entre las iniciativas puestas en marcha en los últimos tiempos por este grupo de jóvenes -«y de otros muchos vecinos de todas las edades, ya que este es un proyecto totalmente participativo», puntualiza Alastrué- figura la limpieza de antiguos caminos que unían los diferentes pueblos que se apiñan a los pies del macizo, entre ellos los que van de Campo a Senz, Biescas y Espluga o de Aguascaldas a Padarnin, en los que se ha mejorado las señalizaciones y los accesos haciendo más accesibles estas sendas históricas para lugareños y visitantes.
Así mismo, se han reacondicionado y actualizado los refugios libres de La Pllana del Turbón y La Margalida, que se encuentran en las faldas de la montaña y son usados habitualmente por pastores y montañeros, se han diseñado y habilitado rutas de BTT y senderismo accesibles y exigentes, entre ellas la ruta de gran dificultad que baja desde el refugio de La Pllana del Turbón hasta Serrate o las fuentes de Llert (también conocidas como fuentes de San Pedro) o la recién abierta «Naspuncreek», que va desde El Caixigá de Campo hasta Senz, con una variante más radical, que baja por el cortafuegos.
Se han acondicionado también los caminos que unen distintas ermitas y fuentes, varias sendas que discurren a la sombra de árboles centenarios o el camino de acceso al castillo de Sin y se han limpiado los accesos y cauces de los ríos y barrancos de Aguascaldas, donde se habían acumulado una gran cantidad de plásticos y envases rotos, en especial en los alrededores de las muy concurridas fuentes de Llert. «La finalidad es potenciar un turismo más familiar y respetuoso con el medio ambiente, con intereses culturales, naturales, faunísticos y arquitectónicos, y propiciar su desestacionalización y, con ella, propiciar la generación de alternativas de futuro para los que residimos aquí», comenta Alastrué.
Las actuaciones se han llevado a cabo de manera altruista y solidaria, cosechando un gran éxito participativo. Ahora se pretende dar continuidad y consolidar estas iniciativas a la vez que poner en marcha un nuevo proyecto más ambicioso bautizado como “Turbón 360º” que, según sus promotores, quiere aunar cooperación, sostenibilidad, ecologismo, emprendimiento y turismo de calidad a través de una ruta circular en torno al Macizo del Turbón que se inspira en la del Monte Kalaish de Tíbet. La ruta no sólo seguirá sendas más que seculares ya que también se pretenden abrir nuevos pasos y conectar los diferentes valles que forman parte del entorno del Turbón, siempre sugerente y muy atractivo.
«Además –añade Alastrué-, tenemos otros proyectos como el de unir nuestro valle con el monasterio de Obarra, abriendo rutas senderistas o ciclistas que complementen los accesos carreteros y permitan a nuestros visitantes disfrutar de un espacio natural y unos ecosistemas únicos y maravillosos».
