A pesar de que el valle de Benasque no está tan animado estos días pilaristas como en años anteriores al no haber puente festivo, la Feria Ganadera del Pilar benasquesa volvía a mostrar este sábado su enorme poder de convocatoria en su trigésimo séptima edición celebrada con mucha animación en el ferial y con unas agradabilísimas condiciones meteorológicas que reforzaban si cabe el excelente ambiente.
Y aunque la feria perdió ya el año pasado su calidad de concurso de ganaderías, sigue siendo un excelente escaparate del sector ganadero pirenaico y de sus problemáticas, analizadas pormenorizadamente en los corros de ganaderos en los que los profesionales hablaron sobre los ataques de osos y lobos, la sequía que amenaza con encarecer la estabulación invernal de sus ganados o la política arancelaria estadounidense que repercute negativamente sobre la ganadería local.
Preocupaciones al margen, el certamen ferial ha cumplido con su vocación de convertirse en punto de encuentro de ganaderos, de gentes relacionadas y de personas interesadas en el mundo de la ganadería que han estado acompañadas por otras muchas ajenas al sector pero interesadas en el mundo de la ganadería en una muy intensa jornada ferial complementada con la celebración paralela de un mercado generalista con unos 40 variados puestos en la Avenida de los Tilos, que repetía este domingo, y de otras actividades de tipo cultural y recreativo.
Como suele ser habitual, el prado de Ramonet, en la partida Els Escuadros, se ha convertido de nuevo en el recinto ferial de este certamen en el que han participado un total de 400 cabezas de ganado vacuno, 300 de ovino y caprino y 15 equinos, muchas de ellas recién bajadas de unos prados estivales en la montaña que, pese a la sequía generalizada que también se está dejando sentir en el espacio pirenaico, se han mantenido en unas muy buenas condiciones y han permitido que los ganados expuestos en la feria benasquesa mostrasen un excelente aspecto.
