Al igual que en el resto de las parroquias de la diócesis Barbastro-Mozón, las iglesias ribagorzanas han hecho clamar sus campanas a las 12 del mediodía en una sonora muestra de protesta por la situación de despoblación, abandono, envejecimiento poblacional y nulas perspectivas de futuro que presenta ese territorio que se ha dado en llamar en los últimos tiempos la España Vaciada. Sumándose a esta movilización, varios ayuntamientos de la comarca y el propio ente supramunicipal se han sumado al paro silencioso con el que veintitrés provincias de la España interior han reivindicado medidas efectivas para acabar con la incuria y desprotección de estos territorios.
En Graus, la Plaza Mayor de la localidad acogía este grito de auxilio en un acto en el que numerosos vecinos se sumaban a los representantes políticos del ayuntamiento y de la Comarca. El presidente ribagorzano, Marcel Iglesias, apuntaba que esta comarca es «un claro exponente» de esta España Vaciada pero también un ejemplo de esas zonas que, con el apoyo necesario, «pueden y deben» tener un proyecto de futuro basado en sus múltiples potencialidades. La alcaldesa grausina, por su parte, señalaba que este tipo de actos simbólico-reivindicativos «están bien» pero que, desgraciadamente, la vida en Ribagorza «como en otros tantos territorios» es cada día una manifestación pública de la España vacía y vaciada «que nos debería hacer reflexionar sobre la deriva de la sociedad que estamos alumbrando». Benasque ha sido otra de las localidades ribagorzanas donde el baldeo de campanas ha estado acompañado por una silenciosa muestra de repulsa por el abandono y desprotección de una España interior cada vez más desertificada.
