Aunque la mayoría de los pueblos cuyos habitantes participaban tradicionalmente en esta cita mariana se encuentran actualmente despoblados, la romería a la ermita de la Virgen de los Baños de Abenozas, en la Baja Ribagorza, continúa teniendo un gran poder de convocatoria.
Antiguos residentes en la zona, sus descendientes y amigos se encargan de mantener viva esta tradicional romería a un enclave lleno de historia -atestiguada por cercanos restos termales de la época romana o por la presencia de la vecina fortaleza de Fantova- y que durante muchos siglos fue un concurrido cruce de caminos que contribuyó a consolidar la devoción popular a esta ermita que todavía se conserva a pesar del abandono en que se han sumido las localidades cercanas.
Manteniendo viva esta tradición cuyo origen se pierde en la noche de los tiempos, el pasado domingo fueron muy numerosos los romeros que, llegados desde los sitios más insospechados, acudieron a la llamada de este encuentro portando las históricas banderas de sus lugares de origen y revivieron por un día las risas, el jolgorio y la devoción que marcaron durante siglos a este enclave.
