La presentación del libro “Pau, el hombre que mira lejos” de Pablo J Rico este pasado domingo culminó un intenso fin de semana cultural en Castejón de Sos que estuvo protagonizado por el propio autor, que es también un reputado comisario de arte con una extensa y cosmopolita trayectoria, y por el pintor y escultor afincado en esta villa ribagorzana Santiago Arranz.
Ambos profundizaron ante el público asistente en el proceso de creación artística desde una mirada tan cómplice como desprejuiciada en dos intensas sesiones programadas en el Centro Cultural castejonense dentro de una ambiciosa propuesta cultural que se iniciaba en la tarde del sábado con una aguda y reveladora reflexión sobre el arte, la creación, su implicación social, las dudas metafísicas ante una obra tanto en su concepción, como en su creación y resultado final, el diseño de una exposición -hablando más específicamente de la que Arranz presenta estos días en Huesca comisariada por Rico- , sobre la función social e intelectual del arte, del mercado o de la conciencia social ante la obra artística.
Anunciada esta primera sesión como una “Conferencia ilustrada con imágenes” al hilo de la reciente apertura de la magna exposición retrospectiva y cuasi antológica de Santiago Arranz “El artista en su laberinto” que se exhibe este verano en el Salón del Trono y su contigua Sala de la Campana de Huesca del Palacio de los Reyes de Aragón de la capital altoaragonesa –una muestra que propone un subyugante recorrido por las diferentes etapas de la obra del autor en un laberíntico montaje físico y expositivo-, la charla fue mucho más allá ya que Arranz y Rico se explayaron tanto sobre la exposición en sí como sobre el recorrido vital y artístico de un Arranz consolidado desde hace muchos años como uno de los mejores y más valorados artistas aragoneses de las últimas décadas.
El artista analizó algunas –bastantes- de sus obras de las más distintas etapas que estaban siendo proyectas en una gran pantalla, comentando las motivaciones existentes en su creación, el proceso de su elaboración, las técnicas y materiales utilizados, las dudas que se planteó en su ejecución, la evolución en su desarrollo artístico… asuntos todos ellos que ofrecieron a los asistentes la imagen de un creador con una sorprendente coherencia vital y que no se arredra al retomar caminos aparcados años atrás pese a que los mercados desaconsejan taxativamente esas prácticas. En la charla quedó patente el proceso laberíntico al que se enfrenta todo creador y que es especialmente patente en la obra de Arranz mucho más allá de ese guiño realizado con el título de la exposición oscense y de una de las obras fetiche –una espectacular escultura metálica laberíntica que se exhibe en la Sala de la Campana de Huesca- de esta muestra.
Sobre los laberintos –y sobre otras muchas más cosas- se explayó el comisario de la exposición, un Rico que reveló que, también, el laberinto, el recorrido laberíntico, está detrás del diseño del formato de la exposición de Huesca al proponer al visitante con las separaciones diseñadas una especie de recorrido iniciático que permite disfrutar de la obra de Arranz sin ruidos o distracciones. Profesional con una larguísima y prestigiosa hoja de servicios –sin ánimo de ser exclusivo ha dirigido el Mueso Pablo Gargallo de Zaragoza o la Fundación Miró de Palma de Mallorca, ha sido autor del proyecto museológico del Museo de Arte Contemporáneo de Alicante y comisariado proyectos artísticos internacionales en Sao Paulo, Brasilia, Dubrovnik, Oaxaca o Pekín, además de dirigir más de 300 exposiciones en todo el mundo de artistas de la talla de Goya, Picasso, Braque, Gargallo, Picabia, Joan Miró, Jasper Johns, Yoko Ono, Marina Abramovic, Fabrizio Plensi, Hidetoshi Nagasawa o varios de los creadores españoles más interesantes-, es así mismo un reconocido historiador y crítico de arte y publicado dos centenares de textos en libros y catálogos de arte y revistas especializadas y todo ese bagaje trufó de ejemplos, anécdotas y amenidad una interesante reflexión ante el público asistente sobre el arte y sus mecanismos creativos, económicos y sociales.
En su intervención quedó patente la complicidad que tiene con Santiago Arranz, a quien ya había comisariado sus dos primeras exposiciones en Zaragoza y seleccionado obras suyas para una decena de exposiciones colectivas. Y con él mantuvo en Castejón de Sos una conversación cómplice y profunda muy enriquecedora para los asistentes a la jornada del sábado.
Y ambos volvieron a subirse al escenario en la jornada dominical para presentar el libro “Pau, el hombre que mira lejos”, la primera obra de ficción de Rico sobre la que ambos se explayaron en una charla que trascendió mucho más allá de un ameno libro con toques cuasi biográficos del autor en los diferentes heterónimos del protagonista y giros inesperados en la trama. Con el hilo conductor de la novela, ambos profundizaron de nuevo en sus reflexiones sobre el arte, la filosofía, la creación o la introspección creativa con Santiago Arranz ejerciendo de entrevistador y Pablo Rico de entregado entrevistado.
La exposición “El artista en su laberinto” en el palacio de los Reyes de Aragón de Huesca
Inaugurada el pasado 29 de de junio y abierta hasta el 9 de enero de 2022, “El artista en su laberinto” es una extensa retrospectiva del trabajo artístico de Santiago Arranz de 1980 a 2020 que se muestra en las Salas del trono y de la campana de Huesca del Museo Provincial oscense. Está integrada por 142 obras de prácticamente todas sus series y periodos estéticos, en todas sus técnicas y procedimientos característicos: 33 pinturas al óleo o en acrílico, 18 pinturas al pastel o con pigmentos sobre tabla, 16 dibujos en distintas técnicas y 46 bocetos sobre papel, 7 esculturas, 15 obras en otros materiales, 4 foto-documentales y 3 libros ilustrados, ejemplares únicos.
Complementando esta exposición en Huesca, el artista de Sabiñánigo abre este verano su estudio de las Maigualas, en Castejón de Sos, que acoge una cuidada y singular exposición titulada “Santiago Arranz – Dibujos 1993-2021” y visitable con cita previa, al igual que ya hizo el autor el año pasado con la colección de paisajes castejonenses que pintó durante los meses más duros de la pandemia.
