Ser dama de honor significa mucho más que una etiqueta. Es también un compromiso con la tradición, la sociedad, y sobre todo, con la ciudad… la de Barbastro en este caso. Para acercarnos más a esta faceta de las fiestas, hemos conversado con Ana Villacampa, la elegida para representar al barrio de San Joaquín el año pasado. De su experiencia “recomendable al 100%”, Ana destaca el vínculo que se ha creado entre todas las del grupo, por las que ha acabado cogiendo cariño “como si fueran hermanas”.
¿Qué significa para ti ser dama de las fiestas de Barbastro?
Formar parte de las damas de Barbastro significa mucho para mí, puesto que del barrio solo eligen a una persona para representarlo, en la que depositan toda su confianza, y me siento muy agradecida, orgullosa y querida por ello, por todo el barrio del que siempre he formado parte.
¿Qué es lo que más te gustó cuando fuiste el año pasado?
Lo que más me gustó fue el vínculo que se crea con todo el grupo de las damas, tanto las mayores como las pequeñas. Al final nos acabamos cogiendo cariño como si fuésemos hermanas y es un gran apoyo tenernos a todas juntas. En cuanto a los actos, el que más me gustó fue el día de las carrozas y el día de la presentación en el que oficialmente pasamos a formar parte de las damas de Barbastro. Fueron unos días muy especiales.
¿Qué consejo le darías a las que lo van a ser este año?
El único consejo que daría a cualquier dama sería disfrutar al máximo cada minuto, al triple de intensidad, porque es una experiencia única que te cambia por completo. Es un año totalmente diferente en el que haces muchas cosas que nunca habías hecho. El año en el que se es dama, las fiestas se viven de otra manera porque tienes actos todos los días y siempre estás ocupada y con la mejor compañía. Y ya no sólo son las fiestas, también es durante el año porque se hacen muchas cosas juntas. Es un año increíble, lleno de cosas y gente nueva, y una experiencia que recomiendo al 100%.
