Una familia llega a Alquézar. Por la mañana disfruta de las pasarelas, come en la villa y por la tarde visita la colegiata o más monte. Así trazamos el perfil del turista de este verano 2020. Su procedencia: Francia, Madrid (este año ganan presencia), Zaragoza, País Vasco y Cataluña. Si en veranos anteriores nos topábamos con belgas, holandeses y alemanes esa imagen ha desaparecido.
Esta foto fija ofrece matices, por supuesto, porque Guara es mucho más que Alquézar, pero coinciden todos en el descenso palpable de visitantes. Marta López, de la Oficina de Turismo de Alquézar y Javier Cavero, guía de la colegiata, describen un verano más tranquilo. “Gente hay, pero se puede pasear sin aglomeraciones”. Por la colegiata pasaron en julio 1.200 personas con gran presencia de zaragozanos. Por otra parte, el turismo francés prefiere la naturaleza. “Observamos que la gente opta por el aire libre”.
Mirando al resto a la comarca, preocupación e incertidumbre entre los empresarios. Laura Ventura, presidenta de la Asociación de Empresarios de la Sierra de Guara explica que, en julio algunos establecimientos llegaron al 50% de ocupación, pero muchos se quedaron entre el 10 y el 15%, cuando en 2019 estaban al 80 %. «La tónica: cancelaciones en cascada y reservas de un día para otro, así es difícil predecir cómo va a acabar la temporada». En cuanto a agosto «esperamos salvar lo que se pueda y nos dejen porque hay que trabajar para pagar y poder aguantar. En muchos negocios hay gastos de dos anualidades. Además, el turismo nacional no compensa el gasto del francés, se nota una dispersión de bañistas y Bierge se siente afectado por el cierre del Salto». Más afectados quienes se orientan al público extranjero que llega en avión. Ventura afirma echar de menos el apoyo real de la administración con una legislación que se adapte a la realidad el sector turístico y temporal «se nos pide un sobresfuerzo a microempresas y se acentúan la brecha entre el medio rural y el urbano. Además, ha habido falta de comunicación y nadie ha trabajado para lo que vendría después del estado de alarma».
Ana Blasco, restauradora y miembro de la Asociación de Hosteleros de la Sierra de Guara, afirma que Alquézar se va llenando pero «en años pasados recibíamos un aluvión de llamadas. Ahora no ocurre así y ¡claro!, muchas de esas personas que Alquézar no podía absorber, en gran parte llenaban los alrededores”. Este hecho lo corrobora Cavero, quien vive en Colungo, “todas las casas del pueblo se encuentran abiertas-segundas residencias- pero el sector turístico ha sufrido muchas cancelaciones”.
Por supuesto no ha habido campamentos, ni acuden grupos en autobuses, ni apenas se ven personas mayores.
«Mientras no cierren la frontera, los franceses, vienen” señala Blasco. Las preocupantes noticias de la incidencia de la covid-19 en Zaragoza capital-sobre todo-arrastran al resto de Aragón. “Atendemos muchas llamadas interesándose por la situación aquí. Quieren venir pero las noticias les inquietan”, señalan desde Turismo.
En otra parte de la comarca, en El Grado, el visitante ofrece un perfil diferente: nacional, de paso hacia el Pirineo, con Torreciudad muy cerca. Los números de julio (140 consultas) representan la mitad de 2019. Aunque ya se está notando un crecimiento en los turistas con la llegada de agosto. Nuria Coronas, responsable de la Oficina de Turismo, señala que “a pesar del descenso general en los datos, el turismo de caravana crece”.
“Hemos realizado todos un esfuerzo por adaptarnos a las medidas exigidas y ser responsables, no nos podemos permitir un brote-añade Blasco-pero tenemos que vivir esta situación con naturalidad, no podemos volvernos locos y ofrecer sensación de miedo porque el turista necesita seguridad y debemos dársela”.
