Dorondón surgió a las bravas. Sí, de una conversación en la que un grupo de jóvenes de Perdiguera decidieron formar una charanga aunque entre ellos había alguno que ni siquiera sabía tocar un instrumento. Pero esto no restó ímpetu al proyecto. Eso sí, alguno se quedó por el camino y, a día de hoy, no puede salir en la foto… La charanga Dorondón cumple en este 2020 una década de trayectoria. Una fanfarria que anima desde hace años las fiestas de Perdiguera y Leciñena.
Carlos Herrando, Letes, de Perdiguera, está en esta fiesta desde el principio y aclara: “Somos cinco los componentes básicos, los que seguimos desde los inicios y hay que recalcar la labor de Violeta Remacha y Raquel Solanas, ambas de Leciñena, que representan el alma musical del grupo. Las que se deciden los arreglos y las composiciones”. Éxitos de hoy, popurrís, letras divertidas y mucha ilusión “la verdad, es que no esperábamos durar tanto-aclara- porque nació un poco en cachondeo. Yo tocaba la bandurria en el colegio, y luego toqué la guitarra eléctrica en algún grupo… pero alguno se compró el instrumento antes de saber tocarlo”. Letes confiesa, de pequeño, “ya me hacía ilusión la idea de pertenecer a una charanga… pero lo veía lejano”. Ellos aspiran a pasarlo bien, pero su mayor logro reside en haber construido una sólida amistad entre ellos y en solventar con buen arte y muchas ganas de hacerlo bien las fiestas a las que acuden, sobre todo, en sus pueblos natales “hay que pasarlo bien, pero haciéndolo bien”.
