Tras dos años sin realizarse el descenso una gran ilusión acompañaba a los nabateros desde los primeros momentos del día. Parecía que el tiempo iba a respetar este importante evento y que la lluvía podía complicar tanto el trabajo nabatero como la afluencia de público pero finalmente no fue así.
A las 9 de la mañana se repasaban las dos nabatas: una de dos trampos y otra de tres trampos y todos los detalles de la bajada. Tuvo lugar un almuerzo y se acabaron los preparativos para iniciar la bajada de 7 kiloómetros de río con el acompañamiento musical de os Gaiters d´a Tierra Baja.
Sobre las 11 horas se realizó la salida de las dos nabatas conducidas por un total de 12 nabateros y nabateras. Tras ellos el Club de Kayak de Murillo de Gállego y los equipos de Salvamento acuático de DPH y DPZ hicieron su salida para asegurar la seguridad de este evento.
Tras la salida las primeras curvas del río ya dejaron sentir la fuerza del agua que puso a prueba la pericia nabatera. Sobre las 11.15 horas el público que llenaba el puente de Murillo de Gállego vio aparecer la nabata de tres trampos y después la segunda observando cómo navehagab por uno de las pasos más complicados del descenso por las placas de hormigón que ahí quedaron tras su construcción.
Tras pasar la lavadora, las nabatas paran en un ligero remanso conocido como el paso de la barca para realizar un breve almuerzo antes de llegar al Puente de Hierro donde se acumuló mucho público que rompió en aplausos cuando aparecieron las dos nabatas. Ya en la playa de llegada, los nabateros y nabateras se abrazaron con sus familias tras la tensión del descenso y recibieron el aplauso del público.
