Paisaje y cultura se aúnan en el primer Walking Festival del Valle de Benasque el próximo 2 y 3 de octubre de 2021, una iniciativa de la Asociación Turística Empresarial Valle de Benasque, Atevb, que pretende dar a conocer las enormes potencialidades senderistas que ofrece la Alta Ribagorza.
Sus promotores señalan que se trata de un evento en el que los participantes podrán conectar con la naturaleza a través de diferentes rutas guiadas en grupos muy reducidos, disfrutando, además, de la cultura, de los sabores de la gastronomía local y de la historia del Valle de Benasque.
Desde la Atevb recalcan que este Walking Festival Valle de Benasque «es un evento que tiene como objetivo promover los valores naturales, el respeto y cuidado del medio ambiente mientras disfrutamos de un paseo por la naturaleza». Está abierto a todo tipo de aficionados a la montaña, a cualquier persona interesada en disfrutar de la Naturaleza, ya que no es una actividad limitada a grandes especialistas o deportistas con alta preparación.
La iniciativa propone la posibilidad de elegir entre seis rutas. La primera de ellas conduce desde la cabaña de Tormo al refugio de Estós recorriendo el valle homónimo que es un lugar privilegiado por su inmensa belleza, especialmente en otoño. Gran mirador de grandes macizos montañosos del Parque Natural Posets-Maladeta, está atravesado por el río del mismo nombre. En esta ruta, los participantes disfrutarán de la contemplación de los relieves orográficos que conforman la zona muy influenciada por la acción de los glaciares que vinieron a ocupar gran parte de la cordillera durante el último millón de años.
La segunda discurre por el Congosto del Ventamillo. La sierra de Chía y las montañas de Gabás son las encargadas de cerrar el Valle de Benasque por el sur, dejando entre ellas el desfiladero del Congosto de Ventamillo, fin del Glaciar del Aneto hace miles de años, por donde discurre el río Ésera. Durante el deshielo de este glaciar, las corrientes de agua erosionaron la roca hasta crear este singular paso.
Una tercera propuesta lleva desde los ibones de Villamorta al Forau de Aiguallut. La ruta parte de la Besurta, para acceder a estos ibones, unos lagos inferior y superior de origen glaciar que tienen a su alrededor bastante vegetación que da gran colorido al lugar. Coronado el ibón más alto, desde donde se disfruta de espectaculares vistas, la ruta se dirige hacia el Forau de Aiguallut, punto de visita obligada en el Valle de Benasque. Este Forau (agujero) o dolina fue creado por las aguas que discurren desde el glaciar del Aneto y se formó hace 50.000 años.
Los colores y sonidos de otoño son los protagonistas en la senda de Conques, la cuarta de las posibilidades excursionistas de este Walking Festival que comienza en Eriste para dirigirse hacia Anciles caminando por la pintoresca carretera rodeada de vegetación de ribera y prados de siega hasta su fin, en el mismo pueblo. Anciles es un bonito pueblo que conserva la esencia de la arquitectura tradicional con sus casas solariegas de los siglos XVI y XVII, muy bien conservadas y una pequeña iglesia de origen románico. Desde el pueblo, los participantes se adentrarán por un camino en el frondoso bosque conocido como La Selva de Conques, poblado de avellanos, robles, fresnos y álamos y con una amplia diversidad faunística, posible gracias a todos los pequeños barrancos que discurren por el bosque alimentando a la flora y la fauna que lo habitan. Continuará el camino hasta la Casa de Conques, casa señorial con una torre defensiva, de construcción anterior a la casa de estilo francés que hasta hace pocos años se utilizaba en verano para colonias. En los prados adyacentes se encuentra también la ermita románica de San Esteban, que data de principios del siglo XI. La ruta se alargará hasta el embalse de Linsoles, bordeando esta lámina de agua.
La ascensión al pico Sacroux, excelente mirador de las Maladetas, es la quinta de las excursiones ofertadas. La carretera que transcurre el Valle de norte a sur al lado del río Ésera, finaliza su recorrido a los pies de los Pirineos que hacen de frontera natural entre España y Francia. En ese curioso punto se inicia el recorrido de esta ascensión, por un sendero que gana altura rápidamente entre el bosque y que, al terminar este, permite contemplar las espectaculares vistas del Valle de Benasque, el macizo de la Maladeta y su glaciar. La ruta pasa junto a unos pequeños ibones y alcanza, poco después, el bonito ibón de Gorgutes, a 2300 metros de altitud, que se bordea para llegar al puerto de la Glera, donde hay que desviarse unos metros a la derecha para ver el bonito valle verdoso por donde se entra a Francia. La ascensión continua a la izquierda, hasta llegar a la base del Sacroux, con un último tramo bastante vertical donde es necesario ayudarse con las manos para progresar. Una vez en el collado se gira a la derecha y por un cómodo sendero se llega a la cima que es un excelente mirador del corazón del Pirineo y sus picos más majestuosos.
Como «capricho de una época pasada» definen los organizadores la última de las rutas diseñadas, la que conduce al ibón de Llosás. El camino se inicia en el puente de Coronas, a 1955 metros, y sigue en sus inicios el sendero GR-11 en paralelo al río Vallibierna para ir ganando altura progresivamente hasta llegar a la Pleta de Llosás, a 2200 metros. En este punto, los excursionistas se desviarán por una senda que asciende hacia la cubeta donde se ubica el ibón de Llosás con su cascada de desagüe. Este tramo tiene algo más de pendiente y discurre en parte por un terreno con bloques de piedra. Remontado este tramo alcanzarán el ibón de Llosás, encajonado al pie de una gran pared negra y ubicado en un lugar impresionante. El ibón tiene una superficie de 3,9 hectáreas y una profundidad de 32metros.
La inscripción a cada ruta tiene un coste de 40 euros que incluye guías, seguro de accidentes y un almuerzo Kilómetro 0.
