Por Lola Gª Casanova
Barbastro vive un verdadero esplendor de cabezudos. Un fenómeno sin parangón en toda Huesca (y seguramente se extienda mucho más allá de los límites provinciales). Parte de la explicación de que más de un centenar de niños dispongan de su propio cabezudo artesano y personal la tienen Ricardo López Ruiz y Javier Ronsano. La historia arranca cuando el hijo de López quería sacar un cabezudo del Ayuntamiento de Barbastro y no lo consiguió ya que la lista de espera es larga. Así que su madre se dijo que algo había qué hacer y realizó uno casero. Ricardo, habilidoso y aficionado a labores artesanales, se sumó al carro. Y así ellos en casa y para sus hijos se iniciaron en este arte. Ofreció un cursillo en Estada y salió muy bien. Un tiempo después se organizó también un taller en el colegio Pedro I. Pero la decisión que ha propiciado esta renacida ilusión por los cabezudos se produjo cuando Javier Ronsano, presidente de la Asociación de vecinos del barrio de San José, invitó a Ricardo López a impartir un taller para sus vecinos.
¿Les puedo llamar maestros cabezudos?
No -rotundos- aficionados ¡igual si dices maestros nos exigen más! Todo lo hemos aprendido solos, investigando por nuestra cuenta en materiales, procesos y nos salen unos cabezudos resistentes, duraderos, con un peso adecuado para que los porteen los niños y, lo más importante, únicos.
¿Únicos?
Porque plasmamos la imagen que quieren los niños, no les imponemos las figuras. En la mayoría de los sitios los cabezudos vienen de fábrica y salen de un molde y esto ocurre hasta en Zaragoza por lo cual en todos los sitios salen, más o menos, los mismos cabezudos a la calle. Esto no ocurre en Barbastro. Mires donde mires en otras poblaciones cercanas la comparsa resulta mucho más pobre.
El taller lo organiza el barrio de San José, ustedes no cobran y dura un curso escolar: los sábados por la tarde… me parece un poco paliza.
Pues a la gente se le hace corto. Creamos muy bien ambiente, nos lo pasamos de maravilla y por eso llevamos ya cuatro años juntos, por afición y por amistad. En mi caso-explica López-también se lo debo a mi mujer que me apoya.
¿Sólo los de San José pueden tener un cabezudos?
No exactamente. Nosotros, para garantizar la atención y por limitaciones del espacio del local, cogemos a 13 niños y de entre las peticiones llevan prioridad los del barrio.
Y , ¿son obra de los niños?
No del todo. Ellos llegan hasta un punto y necesitan la ayuda de un adulto. Nos resulta muy gratificante porque vienen tíos, padres, abuelos… se involucra la familia. También hay que ver cómo cuidan los niños sus cabezudos, con qué cariño y lo que te lo agradecen. Es fenomenal.
¿Qué aportan los cabezudos a la fiesta?
El ambiente de las mañanas. A los chicos les entusiasma porque los han elegido, los llevan, ¡son los protagonistas! Y resulta un pasacalles muy animado y alegre.
Ricardo, ¿y no le llaman de otros sitios?
Mi compromiso está con el barrio de San José.
BARRIO DE SAN JOSÉ
¿Por qué un barrio organiza estas actividades?
Para propiciar que la gente se conozca y crear ambiente de barrio. Algo que era muy fácil en los inicios, cuando éramos la Cooperativa, pero que ahora, por tamaño y por cómo ha cambiado la sociedad resulta cada vez más complicado. Por eso también hay fiestas, no lo hacemos por la juerga, sino para fomentar la convivencia entre vecinos.
Javier, son muchos años al frente de la asociación. ¿Hay relevo?
Yo la lo vengo diciendo, gente en la comisión tenemos pero cuesta que se asuma el cargo de presidente. Yo no lo dejo porque esta asociación ha tenido siempre alguien al frente desde su puesta en marcha en 1973 y me da pena que esto se pierda.
¿Qué mejoras vamos a ver en el barrio?
La iluminación del paseo de los Pinos, que es la carretera que lleva hasta l centro de ATADES y que ahora se ilumina por los focos del parque de La Paz. Llevábamos bastante tiempo pidiéndolo.
