Navidad en Casa Perat de Torres del Obispo

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La tronca preside todos los años la Navidad en Casa Perat de Torres del Obispo. «Es una tradición que llegó desde Foradada, desde mi casa natal», comenta la abuela, Lola, recordando que desde que se casó con Joaquín -«hace ya unos cuantos años»- esta tronca es un elemento navideño fundamental desde Nochebuena hasta ocho días después. «Nosotros éramos una familia de doce hermanos –explica- y la tronca se bendecía con torta de agua y un chorro de vino, algo que siempre hacía el más joven, para que “cagara” generosa guirlaches, mandarinas, nueces y un turrón rosa que hacían en Casa Puyet de Graus que estaba buenísimo».

La tradición se mantiene más de medio siglo después en Torres y Lola, Joaquín, sus hijas Silvia y Loli y su nieto David, el benjamín de la familia, disfrutan ilusionados con esa tronca “cagadera” que ahora se ha ajustado en sus regalos a los nuevos tiempos pero que sigue, incansable, deparando alegría y magia en estos días navideños mientras se le recite la invocación de “Güen tizón, güen barón, güena casa, güena brasa, Dios mantenga a l’amo y a la dueña d’ista casa”.

Una casa familiar torrense que ha sido siempre lugar de encuentro y de celebración con familiares y amigos en estos días tan especiales. «Con nuestros parientes de Seira y Campo nos llegábamos a juntar una quincena de personas para Nochebuena y Navidad pero con la pandemia todavía a cuestas este año no va a poder ser», apunta el abuelo Joaquín. Será una celebración más íntima en la que, como siempre, la buena mesa y la excelente mano cocinera de Lola serán un aliciente más en estas jornadas tan entrañables. «Como casi todas las familias –comenta ésta-, estos días tenemos unos platos ya establecidos y, además de un picoteo muy variado, para Nochebuena no pueden faltar el caldo y el cardo con bacalao y para Navidad los canalones y el cordero asado».

Tampoco faltarán los villancicos acompañados a la guitarra por Joaquín, las partidas de guiñote  -Lola y Joaquín son unos excelentes jugadores, muy compenetrados, y han ganado numerosos torneos- y un bingo casero lleno de regalos. Ni la presencia de los perros, que en esta casa también tienen un especial protagonismo y reciben mucho cariño. O ese pequeño Belén en un rincón del salón familiar, al que no le falta detalle, y el adornado árbol de Navidad que hacen las delicias de David y ya anuncian en Casa Perat desde la festividad de Santa Lucía la inminencia de las fechas navideñas.

Podría pensarse que el pequeño David es el más ilusionado con la próxima llegada de una nueva Navidad, pero la emoción al pensar en ella también se refleja en los ojos de sus abuelos, de su madre y de su tía, deseosos todos de pasar unos días de paz y amor en compañía  de sus seres más queridos. Y todos ellos esperan con mucha expectación la llegada de los Reyes de oriente a los que siempre preparan en la noche del 5 de enero una bandeja con agua, licores, frutos secos y dulces para que sus majestades y sus pajes puedan tomar un refrigerio en una noche tan ajetreada. También hay arroz y algo de agua para los camellos. «Nosotros –comenta David- no sacamos los zapatos fuera, en el balcón, sino que los dejamos dentro de la habitación y a la mañana siguiente siempre nos los encontramos llenos de regalos». Y su tía Silvia recuerda que, a pesar de que los perros de la familia son unos excelentes guardianes «siempre alerta», jamás les han ladrado y les han dejado pasar siempre sin ningún problema. Algo que, sin duda, volverán a hacer este año en esta casa siempre abierta a familiares y amigos.

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