Siempre puedes volver al lugar, pero nunca al momento

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COLABORACIÓN || Marisa Repiso

Captar y disfrutar de lo que es un regalo para nuestros sentidos es un arte. Dedicar tiempo a compartirlo con nuestros seres queridos en un lugar especial nos permite liberarnos de las viejas rutinas. Algunos habéis descubierto una nueva perspectiva al acercaros a vuestro refugio emocional en nuestras majestuosas montañas. La llamada del Pirineo exige valentía de quienes eligen seguir sus sentimientos en lugar de las expectativas. El Pirineo permanece, y los momentos perdidos son irrecuperables.

¿De qué nos arrepentimos en la vida? De no aprovechar esas satisfacciones que están al alcance y que dejamos escapar. La naturaleza es nuestra mejor maestra y el Pirineo representa la voz de nuestro refugio emocional. Si habéis estado en sus bosques, inmersos en sus paisajes y alcanzadas sus cumbres, conocéis ese sentimiento que perdura.

¿Habéis sentido el crujir de las hojas en otoño o disfrutado de una tarde primaveral en sus prados? Cada día del año y cada fin de semana en los que el Pirineo está abierto por vacaciones, en vuestros corazones siempre es temporada alta. Disfrutad de cada momento que el Pirineo os regala, un espectáculo natural, universal y fuente de vida.

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