Tuvo todo un aire irreal, pero no por ello menos emotivo. Representantes de las –numerosas- asociaciones y entidades públicas y asistenciales de la localidad fueron este lunes los embajadores de Benabarre en la Misa Mayor en honor a San Medardo, el santo patrón de la localidad, en el único acto abierto al público de unos festejos extraños marcados y condicionados por la crisis del coronavirus.
Los asistentes a la ceremonia religiosa renovaron con su ofrenda de presentes al santo la vinculación con San Medardo en un acto en el que no faltó el tradicional sonido de la gaita que, en condiciones normales, hubiera sido el acompañante permanente de los actos programados.
Pero en este atípico arranque del programa festivo ribagorzano, la gaita ha sonado por la megafonía, en las redes sociales y en la emisora de la televisión local montada para acercar las fiestas a los vecinos con una programación basada en el recuerdo de festejos anteriores y la retransmisión de otros –como el pregón o la popular Pastorada- grabados para la ocasión sin la presencia de ese numerosísimo público que en condiciones normales arropa a los protagonistas.
Aún así, con todas las limitaciones impuestas por la lucha contra la pandemia, Benabarre se ha vestido de fiesta desde la madrugada del sábado a la del martes, engalanando fachadas y balcones y , en la medida que ofrecen las tecnologías de la imagen, recuperando con el recuerdo de los festejos pasados la ilusión por los futuros.
