Atendiendo a un exhaustivo informe de la Dirección General de Patrimonio Cultural, el Gobierno de Aragón ha decidido declarar el yacimiento arqueológico denominado “cueva de Els Trocs”, sito en las inmediaciones del núcleo de San Feliu de Veri, en el municipio ribagorzano de Bisaurri, como Bien de Interés Cultural, en la categoría de Conjunto de Interés Cultural, Zona Arqueológica, una declaración que se ha refrendado y tomado carta de naturaleza con su publicación en el Boletín Oficial de Aragón de este miércoles. La declaración lleva aparejada el establecimiento de protección con el objeto de impedir que posibles afecciones futuras puedan alterar la integridad de la cueva estableciendo un polígono cinco vértices localizados a más de 100 metros de la entrada de la cueva.
Según destacan los técnicos de Patrimonio del Gobierno de Aragón, los resultados obtenidos en las siete campañas de excavación realizadas hasta el momento en este yacimiento situado a la sombra del Turbón han documentado una secuencia de ocupación humana que abarca entre finales del VI milenio y finales del IV milenio a. C. e inicios del III milenio a. C, «con una extraordinaria riqueza de su cultura material y su fauna», junto a una secuencia completa de dataciones radiocarbónicas y analíticas detalladas de fauna, vegetación, polen, fitolitos, sedimentología, o antropología y ADN que han permitido que, ya desde el inicio de los trabajos en esta cueva, la repercusión científica y mediática de su investigación haya trascendido el mero ámbito autonómico para trasladarse al ámbito nacional e internacional.
La importancia de los datos obtenidos en las sucesivas campañas ha permitido incluir este yacimiento en el debate que se viene desarrollando en los últimos años en diferentes escenarios peninsulares y europeos y que se relaciona con el proceso de cambio de las sociedades cazadoras-recolectoras a las productoras, concretando en este caso la problemática en la transición del mesolítico al neolítico en el valle del Ebro y la posterior expansión o colonización durante el Neolítico Antiguo de sus afluentes tanto hacia el sur como hacia el norte, destacando en este caso la temprana colonización del Alto Pirineo.
La trascendencia e interés científico, histórico y patrimonial de este hecho es extraordinariamente relevante, ya que demuestra que hace siete mil años, nuestros remotos antepasados neolíticos ya eran capaces de sustentar una economía ganadera basada en la gestión de los rebaños, combinando los pastos en las tierras bajas durante el invierno, para pasar a las tierras altas pirenaicas durante los meses de verano. Este tipo de gestión del ganado en una época tan temprana es la primera vez que se documenta en la Península Ibérica, de ahí su trascendencia histórica, científica y patrimonial.
El informe subraya la extraordinaria abundancia y el excelente estado de conservación de los restos de fauna recuperados hasta tal punto que los especialistas lo consideran como uno de los conjuntos faunísticos más importantes del Holoceno de la Península Ibérica. Algo que ha propiciado la creación de un nutrido grupo multidisciplinar integrado por investigadores de reconocida solvencia nacional e internacional, procedentes tanto de instituciones nacionales y europeas, como de universidades nacionales e internacionales y dirigido por el catedrático de Prehistoria de la Universidad de Valladolid Manuel Rojo.
Un Manuel Rojo que este mismo miércoles se mostraba algo escéptico sobre la repercusión futura que puede tener esta declaración como BIC para el avance de los trabajos en el yacimiento. «Me gustaría que pudiera suponer una inversión futura en investigación, pero tal como están las cosas no sé muy bien…», comentaba resignado reconociendo que ha sabido del avance de la tramitación del expediente como Bien de Interés Cultural «por lo que se ha publicado en la prensa ya que a mí no me han preguntado».
El profesor Rojo recuerda que desde la primera campaña el yacimiento está «perfectamente protegido y consolidado» por una verja que resguarda el acceso a la cueva y señala que muy pocos yacimientos en Aragón, y posiblemente en España, han tenido una mayor difusión mediática que éste de Bisaurri pero que ello no se ha traducido en una mayor dotación presupuestaria para seguir avanzando en los estudios sobre esta cueva «que tiene todavía mucho por decir y que proporciona permanentemente nuevos datos con el trabajo de investigación». Y aboga por intentar aprovechar la repercusión que pueda concederle su declaración como BIC para apostar por la realización nuevas campañas y, pensando en los habitantes de la zona y la posibilidad de que puedan aprovechar el tirón mediático, el diseño de rutas específicas y actividades culturales como charlas, conferencias y visitas guiadas al yacimiento dirigidas a un público interesado.
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