Por Ana Pascual
Encontrarte a un pastor en estos tiempos en los que las tecnologías mandan, que sea mujer y encima joven parece toda una odisea pero esta altorriconense reúne todas estas características. Con una pasión heredada de su padre, a los 19 años decidió dedicarse al cuidado de las ovejas y a realizar la trashumancia. Pese al duro trabajo y a la gran competencia Judit asegura que tiene suerte de trabajar en lo que más le gusta.

Cuéntanos, ¿cómo comenzó tu pasión por las ovejas? 
– Desde pequeña me he criado con ellas, mi padre ha sido ganadero toda la vida y me fue pasando su pasión por ellas a mi.

– Llevas desde los 19 realizando la trashumancia, ¿cómo es esa experiencia?
– En realidad llevo realizando la trashumancia desde los 14 años pero entonces fallaba algún día porque tenía que ir al colegio. Desde los 19 años es cuando yo ya me dedico solo al cuidado de las ovejas y es cuando realizo la trashumancia de forma íntegra. Nosotros tenemos las ovejas en Altorricón durante los meses de invierno (desde noviembre o diciembre hasta mediados de mayo), después las subimos primero a Merli una temporada y posteriormente a Senet que es donde se pasan todo el verano pastando en alta montaña. Las etapas las realizamos a pie como se hacía antaño, recorriendo lo que queda de las cañadas y durmiendo en tiendas de campaña.

– ¿Qué características tiene la ruta que realizas? ¿Eres bien recibida en los pueblos que atraviesas?
– Ahora mismo solo pasamos nosotros por el tramo de cañada pero en otros tramos donde se junta con otra cañada pasa algún ganadero aunque hace que cada vez este más deteriorada ya que no la limpian y hay tramos que ha desaparecido porque los campos de cultivos han crecido y se la han comido… Es triste pero llegará un día que no podremos pasar porque la gente o los encargados de esto no valoran este trabajo que cada día tiene más tendencia a desaparecer…. En los pueblos nos encontramos de todo, desde a los que les hace ilusión verte pasar hasta las señoras que me sacan la escoba para que no pasemos porque las ovejas les ensucian la calle. Pero bueno hay que aguantar lo que venga…

– ¿Cómo es el trabajo diario de una pastora?
– Es un trabajo duro porque no sólo es estar con las ovejas en el campo sentada y ya está, eso es el momento descanso que tiene el día (por decirlo de alguna manera). Me levanto pronto para arreglar los animales en la cuadra, las ovejas paridas, corderos… En la temporada que paren es un caos ya hay días que nacen muchos animales y hay alguno al que no le quieren u otros que no saben tetar… Vamos, que hay que hacer de todo.

– ¿Qué piensan tus amigos y familia de esta profesión?
– Pues que es un trabajo muy esclavo, son los 365 días del año, todas las horas que le quieras echar y no puedes decir hoy es fiesta y me voy. Pero bueno es lo que yo he elegido, nadie me ha obligado. Siempre me han insistido mucho para que no lo hiciera pero yo soy feliz haciendo esto, me encanta mi trabajo y eso no lo puede decir todo el mundo.

– ¿Crees que se acabará perdiendo? Cada vez sois menos…. 
– Pues yo creo que no se perderá del todo pero si al 90 %. Es un sector muy mal visto, tiene competidores con los que no tenemos nada que hacer y los precios no nos acompañan, a todo eso hay que sumarle el trabajo que lleva. Actualmente estamos acostumbrados a vivir muy cómodamente, si puedes tener un sueldo fijo y vacaciones nadie apuesta por quedarse con un salario en el que nunca sabes cuándo cobras o si puedes tener fiesta.

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