Bebés de Monzón, Ubiergo, El Grado y Secastilla en el pesaje de la Virgen de Torreciudad

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El domingo posterior a la festividad de la Asunción de María se celebra la fiesta de Nuestra Señora de los Ángeles de Torreciudad. Ese día revive una de sus tradiciones más emotivas: el pesaje y presentación de niños nacidos en el último año. Este año participaron familias de las cercanas poblaciones de El Grado, Ubiergo, Secastilla y Monzón. También acudieron veraneantes en la zona procedentes de otras ciudades como Madrid, Barcelona, Valencia, Pamplona, Zaragoza y la pequeña Rosario, residente en Londres. En total 23 bebés, 14 niñas y 9 niños, con edades que empezaban en los 23 días de vida del madrileño José María.

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El rector del santuario, Pedro Díez-Antoñanzas, celebró la misa con la que daban comienzo los actos. En su homilía dio la bienvenida a un grupo de peregrinos colombianos que recorrían la Ruta Mariana con sus sacerdotes, concelebrantes en la eucaristía. Subrayó la confianza en María que existe desde hace siglos en este lugar: “esta tradición es una costumbre muy inteligente, porque es decirle a la Virgen: esta hija, este hijo, es tuyo, de modo que cuídalo Tú, porque lo harás mejor que yo”. Y pidió a los más jóvenes continuidad para mantener “esta historia de amor que comenzó hace casi 1.000 años en estas tierras”.

Al término de la celebración, las familias recorrieron en procesión desde el templo hasta la antigua ermita el sendero de los Dolores y Gozos de San José. Mientras rezaban el Rosario, acompañaron a la imagen peregrina de la Virgen de Torreciudad, copia exacta de la original, adornada con flores y colocada sobre unas andas de madera. Al llegar cantaron los Gozos de la Virgen de Torreciudad y ofrecieron diversos productos de la tierra.

Después, y según manda la costumbre, el rector fue introduciendo a los bebés en una canasta de mimbre colocada en uno de los brazos de la antigua balanza, forjada en hierro y puesta bajo uno de los arcos del porche para la ocasión. Los padres hacían el ofrecimiento de la niña o el niño a la Virgen e igualaban el peso de la criatura poniendo productos de sus lugares de origen.

En esta ocasión, la antigua balanza pesó aceite, tomates, lentejas, sidra, vino, jamón, cava, arroz, sandías, melones, patatas y varios productos de huertas aragonesas y catalanas. Estos alimentos se distribuyen entre familias necesitadas de la zona en colaboración con Cáritas Diocesana de Barbastro-Monzón. Los actos terminaron con el popular reparto de “La Caridad”, piezas de torta elaborada en el horno de Secastilla (municipio al que pertenece el santuario) y vino elaborado en la pedanía de Ubiergo y servido en porrones.

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