Por Ecologistas en acción
Del 12 al 14 de Septiembre se ha celebrado en San Francisco la Cumbre mundial de Acción Climática (http://globalclimateactionsummit.org/es/) en la que representantes de ciudades y gobiernos locales de todo el mundo exigieron el cumplimiento del compromiso adquirido por la Unión Europea y 96 países a título particular en el Acuerdo de París de 2015, para la reducción de emisiones, con el objetivo de mantener el aumento de la temperatura media mundial muy por debajo de 2°C con respecto a los niveles preindustriales.
Así mismo el 8 de Septiembre se llevó a cabo una jornada mundial de protesta en ciudades de todo el mundo con el lema: “En pie por el clima” reclamando un compromiso real contra el cambio climático desde los poderes políticos y económicos a nivel global. Debemos ser conscientes de la gravedad que entraña el ascenso continuo de la temperatura media del planeta y la responsabilidad personal que cada uno de nosotros debe asumir para evitarlo. Ese es el sentido de la pancarta que nuestra asociación ha instalado con la colaboración del ayuntamiento en el edificio del parking municipal junto al puente de la Jacilla de Monzón.
Hace unos días el ministro de Transición Ecológica del gobierno francés, Nicolas Hulot presentaba su dimisión desencantado por su “incapacidad personal, pero sobre todo de la sociedad en su conjunto, para cambiar el modelo dominante liberal que está destruyendo el medio ambiente. No entiendo que asistamos con indiferencia a una tragedia anunciada». Hay que recordar que Nicolas Hulot no era un ministro cualquiera de un país cualquiera: estaba considerado como el número 3 del gobierno francés y disponía sobre el papel del apoyo incondicional del presidente Macron. Nada de eso ha sido suficiente para hacer de la defensa del medioambiente un compromiso de Estado. Los poderes económicos siguen marcando la agenda política de los gobiernos, embarcados en una proyección suicida de crecimiento infinito enmarcado implacablemente, por una realidad de recursos escasos, consecuencia directa de vivir en un planeta al límite de su capacidad de carga.
Las comunidades locales tenemos que adquirir con urgencia una nueva cultura medioambiental, socialmente solidaria en el reparto de bienes y servicios, y darnos cuenta de la verdadera dimensión del problema. Los ayuntamientos deben abanderar el cambio que permita una reversión en los usos y costumbres de sus ciudadanos. Las pautas de consumo, la movilidad urbana, el modelo de desarrollo industrial, la conservación del medio natural son aspectos fundamentales que deben abordarse desde los municipios.
No deja de sorprender que desde el Ayuntamiento de Monzón se haya puesto en marcha la elaboración de un Plan de Movilidad Urbana Sostenible (PMUS) con unos diagnósticos claros y meridianos en cuanto a la necesidad de reducir los espacios y el uso del vehículo privado, y todavía existan grupos políticos municipales reclamando más plazas de aparcamiento. Sería recomendable que se informaran mejor. Los modelos urbanísticos que se imponen en cualquier ciudad mínimamente civilizada del mundo, están apostando irreversiblemente por la peatonalización de los centros urbanos y el uso de la bicicleta como vehículo preferente. No hay vuelta atrás en este sentido. El PMUS de Monzón debe ser un documento políticamente transversal, que inspire cualquier política local enfocada hacia el futuro inmediato. Todo partido que aspire a gobernar Monzón debería reflejar su compromiso con el PMUS en su programa electoral.
Si no somos capaces de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, el colapso civilizatorio está a la vuelta de la esquina. Nuestro planeta se ha convertido en una sauna descontrolada con el termostato averiado.
No debemos subestimar la capacidad de revertir esta tendencia desde al ámbito personal y local: cambiando pautas de consumo, adquiriendo patrones de gasto más modestos y responsables, comprar siempre en comercio local (menos Amazon y Puerto Venecia y más tienda de barrio)cambiar las bolsas de plástico, por las de tela o carros de compra, también las bandejas de poliestireno o de aluminio desechable para congelar comida y cambiarlas por envases de cristal que además no contaminan nuestras comidas, y por supuesto generar la menor cantidad posible de basura y exigir a nuestros proveedores o establecimientos que los alimentos o cualquier otra cosa que nos vendan lleven un envoltorio aceptable. Además deberíamos consumir alimentos de temporada y de producción próxima, reducir el uso del coche a lo realmente imprescindible, desplazarse prioritariamente a pie o en bici, disminuir el consumo energético en los hogares, reducir nuestra dependencia de los combustibles fósiles…son acciones que en mayor o menor medida están al alcance de todos. Pero con eso no va a ser suficiente. El capitalismo tal y como lo conocemos toca a su fin, pues apenas quedan recursos para mantenerlo.
Si de verdad queremos ser capaces de afrontar con éxito el incierto panorama que se vislumbra en el horizonte inmediato necesitamos una sociedad de activistas comprometidos con la salvación de un planeta que ya se encuentra en la UVI y con respiración asistida. Aunque en realidad y para ser exactos, el planeta Tierra no corre peligro. Las que están realmente al borde de la extinción son muchas de las especies que viven en él. Una de ellas, la especie humana.