El próximo 7 de noviembre celebramos el Día de la Iglesia Diocesana, su lema nos recuerda lo fundamental “Somos lo que tú nos ayudas a ser. Somos una gran familia contigo”. Como recuerda el obispo, Ángel Pérez, «cada uno, como en una familia, aporta lo que puede: tiempo, cualidades, la oración o el donativo, por pequeño que sea, puntual o periódico. Y quiero hacer una llamada a la fidelidad, porque también tenemos que ser fieles con nuestra solidaridad”. Gracias a la colaboración de cada integrante de esta gran familia de familias, muchas personas pueden ser acompañadas, ayudadas, recibir esperanza y reencontrarse cada día con Dios.
En la presentación de las cifras diocesanas del año 2020, de las que el 38% se destinan al área de Caridad, el prelado ha hecho un llamamiento a la corresponsabilidad y a la primacía del proyecto común, del equipo y la transparencia. A ello apunta, ha añadido, la reestructuración diocesana emprendida, cuyo objetivo final no es otro que intentar ofrecer a cada uno un adecuado y digno servicio pastoral, tanto humano como espiritual. “Nosotros simplemente hacemos de canal de transmisión para que llegue a los más desheredados, a proyectos culturales… Nos sentimos corresponsables con el Altoaragón y por eso no queremos estar solo en las sacristías sino también en las plazas, aportando”, ha añadido don Ángel.
En este sentido, el ecónomo diocesano, José Huerva, ha subrayado la necesidad de conseguir que las parroquias sean sostenibles y solidarias. Para ello, el equipo de Economía y el de Comunicación dela diócesis se está reuniendo, un a una, con los consejos económicos de las parroquias, comenzando por el arciprestazgo del Bajo Cinca. “Parroquia por parroquia, con los seglares, hablamos de la necesidad de trabajar el sostenimiento, de cubrir los gastos y de tener un remanente”, ha señalado. Eso permite afrontar imprevistos y, sobre todo, ser solidario con parroquias pequeñas en núcleos muy poco poblados que son, en su mayoría, las de la montaña.
La diócesis de Barbastro-Monzón se sitúa entre las cinco más transparentes de España, según los datos de la Conferencia Episcopal. En 2020, para materializar su labor pastoral, caritativa, educativa, etc., la Diócesis de Barbastro-Monzón gestionó un presupuesto de 4.261.114,73 euros, de los que 1.413.500 proceden del Fondo Común Interdiocesano (asignación tributaria) y 1.326.367,53, de las aportaciones de los fieles. Esta, los donativos, es una de las maneras de contribuir con la parroquia, pero no la única. Porque el tiempo disponible, las habilidades personales al servicio de los demás o la oración constituyen otros modos de sumar.
Lo pone de manifiesto la labor de los 67 animadores de la comunidad que llegan allí donde nuestros presbíteros, 76, no pueden llegar cada domingo. O los 229 catequistas que se entregan a la formación de los más jóvenes y los 400 voluntarios de Cáritas Diocesana. Con ellos, todos y cada uno de los que, aún sin formar parte de una estadística, aportaron su granito de arena para que en 2020 se pudiera atender aun total de 11.111 personas en 33 centros diocesanos.
Entre estos centros los hay para la defensa de la familia y la vida, que ayudaron a 4.437 personas, y para mitigar la pobreza, que atendieron a 4.859. En 2020, 946 diocesanos acudieron a los centros de la Iglesia para la promoción del empleo y un centenar recibieron cuidados en casas para ancianos, enfermos crónicos y personas con discapacidad.
La Iglesia es la que nos acompaña en los momentos más importantes de nuestra vida. El año pasado, con la pandemia y sus limitaciones, 206 niños fueron bautizados, 415 recibieron la Primera Comunión, a 239 jóvenes se les administró la Confirmación y celebramos 35 matrimonios. Además, contamos con seis centros católicos concertados y uno privado, con 2.379 alumnos y 183 docentes.