El molino de aceite de Colungo ha vuelto a la vida en esta campaña. Después de doce años sin recibir olivas se ha cumplido uno de los objetivos de la corporación municipal: ha vuelto a funcionar. Fernando Abadía, alcalde de la localidad, explica que se sienten muy felices e ilusionados por haber recuperado esta actividad. En Colungo existía un antiguo molino que entró en desuso y hace más de una década se compró una nueva maquinaria con apoyo financiero de la Diputación de Huesca.
Sin embargo, varias razones llevaron a que, tras apenas «dos medias campañas y una importante inversión económica la instalación dejara de funcionar. Como corporación deseábamos recuperarlo y, si no era posible, vender la maquinaria. Pero era un tema que llevaba tiempo enquistado y había que solucionar», añade Abadía. Para ello sólo ha sido necesario una puesta a punto para que el aceite volviera a fluir. Además, se han llevado a cabo los primeros pasos con el fin de constituir una cooperativa que gestione el molino cuya propiedad seguirá siendo municipal. «Hemos planteado el tema de la cooperativa para darle un nombre al aceite y poderlo comercializar aprovechando el importante número de turistas que recibe Colungo y la excelente calidad del aceite del Somontano. No obstante, cualquier particular podrá venir a molturar a Colungo».