“Els Paps”, una tradición perdida en la Semana Santa de Benasque

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Cuenta el historiador local Antonio Merino que infinidad de niños benasqueses han escuchado a lo largo del tiempo una admonición de sus padres cuando se portaban mal: “Vinrá el papo y se t’en llevara (Vendrá el papo (el coco) y se te llevara)”.

Algo similar han escuchado desde la noche de los tiempos todos los españoles más jóvenes, pero en Benasque la amenaza tenía una base real porque “els paps, els papos” eran algo real, que todos podían ver una vez al año en Semana Santa.

Explica Merino que, según testimonio recogido de fuentes orales y descrito por Ángel Ballarín Cornel, velar el “Monumento”, que representa el sepulcro de Jesucristo, el día de Jueves Santo, fue un ritual de religiosidad popular hoy perdido y olvidado en el Valle de Benasque donde, para realizarlo, un grupo de hombres armados con unas lanzas -“llanses– peculiares y muy originales se colocaban en fila y en paralelo haciendo guardia a su alrededor. Iban ataviados con túnicas negras y cubiertos con una especie de gorro que les tapaba completamente la cabeza y el rostro.

«“Les llanses” estaban compuestas por una larga asta de madera de avellano de unos dos metros de longitud en total», explica Merino señalando que todavía se conservan varias en la localidad en las que se puede apreciar que el fuste posee dos o tres pequeñas piezas de madera que atraviesan el palo y que tienen por objeto apoyar la mano durante la vela.

El historiador señala que el asta está rematada por una pieza de hierro forjado acabada en punta roma, «ni puntiaguda ni cortante», adornada en el centro de su hoja con una cruz y su alrededor con una filigrana rústica también de forja. Su parte final está rematada por una funda de hierro que protege la parte última del palo «y le dota de una mayor sonoridad cuando es golpeada contra el suelo».

Una vez colocados en sus puestos, “els paps” permanecían inmóviles y se iban turnando cada cuarto de hora. Transcurrido ese lapso de tiempo, el encargado o prior daba un golpe contra las losas del suelo, que era inmediatamente respondido individualmente por orden de colocación. Acabada la vela y ya en Viernes Santo “els paps” escoltaban al Cristo yacente durante el Vía Crucis, golpeando el “rullau de les carreres” (el empedrado de las calles”, con sus picas.

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