La celebración de una nueva edición del Snowcooking Guayente Cerler la noche del pasado jueves se saldó con un rotundo éxito gastronómico y de público. Cuarenta y dos comensales, por compromisos ineludibles dos más de los cuarenta que en principio eran el número máximo de aceptados, y la excelencia tanto en el trato como en las elaboraciones degustadas marcaron esta celebración de la alta gastronomía que aúna la vanguardia culinaria con el disfrute de la nieve en un refinado entorno de la estación de esquí ribagorzana.
Un año más, Aramón Cerler y la Escuela de Hostelería de Guayente se dieron la mano en esta propuesta que ofreció a los participantes la posibilidad de disfrutar de gastronomía de altura en el restaurante Cota Dosmil de la mano de los alumnos y profesores de cocina de la decana de las escuelas aragonesas.
«La oferta ha tenido un éxito rotundo con bastantes de los comensales presentes que repetían la experiencia de anteriores ediciones e incluso con uno de ellos llegados ex profeso desde Málaga para repetir presencia en el Snow Cooking», comenta Jaime Río, responsable del departamento de Marketing de la estación, señalando que esa misma noche del jueves fueron varios los comensales que confirmaron su presencia en la próxima edición de esta cita gastronómica.
La fiesta gastronómica estuvo precedida por la degustación de champán y bizcocho casero a 2.100 metros de altitud, rodeados por el espectacular paisaje que ofrece la pizzería El Bosque. Tras este aperitivo y el posterior descenso a Cota Dosmil, los alumnos de hostelería de la Escuela sirvieron un exclusivo menú que este año aunaba vanguardia y refinamiento tanto en la elección de los productos como en su calidad. Carabinero con yuca, pipeta de rabo de toro y ceps, vieiras con manitas y raviolis de boniato, lingote de foie sobre puerros a la brasa y crema suave de pato y rodaballo con crema de hinojo y wakame fueron algunas de las propuestas de esta degustación gastronómica de altura.
Finalizada la cena, los asistentes descendieron esquiando por las pistas de la estación hasta Cerler 1.500, en un descenso con antorchas que era otro de los atractivos de una propuesta ciertamente singular.