Fake news a los cinco años de la recuperación de los bienes de Sijena

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Por Asociación Plataforma Sijena Sí

Hoy hace cinco años de la recuperación de los bienes de Sijena que la Generalitat y sus museos compraron de forma fraudulenta. No debería ser una efeméride para celebrar, dado que su entrega fue aprovechada políticamente por los partidos independentistas para hacer que la gente se sintiera artificialmente agraviada. Sin embargo, el pasado 18 de noviembre se inauguró una exposición en el Museo de Lérida para conmemorar este aniversario y manifestar también los sentimientos de pesar por la devolución a Barbastro de las obras de las parroquias del Aragón oriental en 2021.

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Lejos de cerrar heridas, esta exposición, donde exhiben sus obras 25 artistas locales, lleva por título “Expolio” y en ella se muestran obras con nombres tan provocativos como “San Martín secuestrado”, “Ruptura”, “Lérida ultrajada”, “La aberración”, “El complot”, “Expectación-Indignación”; “Virgen del expolio”, “Logo del Museo de Lleida llorando”…

El título de la exposición, sin embargo, es acertadísimo: el reconocimiento público del expolio; pero no el que lloran, sino el que obispado, instituciones y museos de Barcelona y Lérida cometieron en el Monasterio de Sijena y que alcanzó su mayor intensidad durante la guerra civil y posterior dictadura franquista. La llegada de la democracia, el autogobierno de Aragón y un sistema judicial independiente nos han permitido revertirlo a pesar de los responsables de esos museos catalanes, que todavía añoran la impunidad con que actuaban en el siglo pasado.

El 11 de diciembre de 2017 regresaron a Sijena las obras que la juez había ordenado devolver al monasterio monegrino en julio de aquel año, orden que desobedecieron los consejeros de Cultura de la Generalitat. Tras la confirmación de sentencia por parte de la Audiencia Provincial de Huesca, se ejecutó. Fue un acontecimiento muy mediático que culminó un cuarto de siglo de litigios. El Tribunal Supremo corroboró esta sentencia en mayo de 2021, zanjando para siempre la cuestión.

Llegar allí fue un calvario. El pleito pasó por una veintena de tribunales: los juzgados ordinarios de Reus, Rubí, Huesca, Zaragoza y Barcelona (en estas tres últimas ciudades en varios juzgados); las Audiencias provinciales de Tarragona y Huesca; los Tribunales Superiores de Justicia de Aragón y de Cataluña (este, varias veces); y todos los altos Tribunales (Tribunal Constitucional, Tribunal Supremo y un tribunal que no se había estrenado en toda la democracia y ante el cual demandaron también a la parte aragonesa: el Alto Tribunal Jurisdiccional). En todos ellos perdieron. Sin embargo, las autoridades catalanas siguen poniendo el dedo en la llaga intentando hacer creer a la ciudadanía que sus museos han sufrido un “expolio”, evidenciando que ven el mundo al revés.

Es indignante que las mentiras desenmascaradas en tantos tribunales y convertidas ahora en auténticas fake news tengan espacio en un museo de titularidad eclesiástica y pública con el único objetivo de seguir fomentando el odio, el rencor y la división entre comunidades hermanas. Lo vienen haciendo desde hace décadas reescribiendo la historia según sus intereses políticos y elaborando falsos mitos que sus medios repiten sin cesar.

No deberíamos dedicar ni un segundo de nuestro tiempo a responder a este despropósito, pero da la casualidad de que las pinturas murales de la sala capitular de Sijena siguen esperando todavía la sentencia definitiva del Tribunal Supremo para volver a casa. ¿Lo harán en 2023, cuando se celebre el centenario de la declaración de Sijena como monumento nacional, aniversario que las Cortes de Aragón aprobaron gracias a nuestro tesón? Ojalá. De momento, hace dos semanas el TS admitió los recursos de la Generalitat contra la devolución de las pinturas, y a los técnicos aragoneses se les prohibió la entrada en el MNAC.  Pero no todo es oscuridad: estas semanas, el Museo Británico se ha abierto a devolver los frisos del Partenón a su verdadero dueño, el pueblo griego, todo un gesto que nos llena de esperanza.

Sijena puede llegar a ser la joya de la corona, pero solo lo conseguiremos con el trabajo constante y la testarudez aragonesa por defender lo nuestro, lo que nunca debería haber sufrido un verdadero (esta vez sí) expolio.

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