Hoy 10 de marzo se ha cumplido con la devolución de todas las obras de arte de las parroquias orientales del altoaragón que durante décadas han permanecido en depósito en dependencias de la diócesis de Lérida.
Hoy se han recibido las 41 piezas que restaban- una veintena de ellas de notable valor-, era el tercer y definitivo envío que ponía fin a 25 años de litigio y durante los cuales-tanto las instancias eclesiásticas como civiles-, siempre dieron la razón a la causa aragonesa.
Con humildad y satisfacción. Así ha recibido el vicario general de la Diócesis de Barbastro-Monzón y director del Museo Diocesano, Ángel Noguero estos bienes y que pone fin a una problemática iniciada en 1995 con la modificación de los límites de las diócesis de Lérida y Barbastro.
Noguero ha resaltado la riqueza del patrimonio diocesano, tanto el artístico como el humano, «una de cuyas manifestaciones más características es la impronta martirial “. En este sentido, ha relatado cómo el obispo Ambrosio Echebarria, tras la beatificación de Florentino Asensio, le pidió “ayuda con los límites diocesanos”.
Al servicio de la evangelización
Desde Almería, donde está impartiendo unos ejercicios espirituales, el obispo Ángel Pérez Pueyo ha instado a que este hito sea “un verdadero revulsivo para impulsar el gran proyecto de evangelización diocesano”. En este sentido, el prelado ha recordado que el Obispado de Barbastro-Monzón está trabajando en la creación de la fundación BARMON MONUMENTAL, «para que el patrimonio sea realmente disfrutado, conservado y expandido por todos».
LAS PIEZAS
Hoy han llegado piezas de notable valor con una una veintena declaradas Bien de Interés Cultural por el Gobierno de Aragón, como el frontal de San Hilario de Buira, la talla de la Piedad de Ardanué y el cuenco y el sagrario de Benavente de Aragón, la arqueta de Buira, la talla de Santa Ana de Capella, la tabla de San Martín de Lascuarre, el retablo de San Antonio Abad de Monzón, el retablo de San Cristóbal de Santaliestra, la tabla del Calvario de Tamarite de Litera, el frontal de San Vicente de Treserra, las tablas del Nacimiento y la Epifanía, la Ascensión y Pentecostés de Binaced o el retablo de la Virgen de Portaspana (Graus).
El inventario llega con en cajas, a un número adjudicado a cada caja-pieza. Ahora se guardan hasta su apertura.