A CARA O CRUZ | María Díaz Bello
Desde “A Cara o Cruz”, queremos acercarnos a personas que se atreven, que toman decisiones en la vida, persiguiendo sueños, y que, en el camino, se van encontrando con grandes sorpresas, con bonitas recompensas a su esfuerzo… pero también con dificultades, con sinsabores, con decepciones…
Inmerso en el veranillo de “San Miguel” -y fiel a su nombre-, el Parque Miguel Servet de Huesca nos esperaba con esa calma propia de las tardes estivales, en las que sabes que el juego y el alboroto de los niños se harán esperar. Demasiado pronto. Demasiado calor para una tarde de septiembre. Así que, cuando llegué, pude reconocer fácilmente a Laura. Conversaba con Arturo, mi compañero, quien había montado ya algo parecido a un plató natural junto al estanque.
Lo primero que me llamó la atención fueron sus ojos, grandes, claros, intensos. Es imposible no fijarse en ellos. Muestran a partes iguales decisión y timidez, una bonita y especial mezcla que, sin duda, compone la mirada de Laura Torrijos-Bescós. Una personal forma de ver y pensar el mundo que, a sus 23 años, nos muestra sin tapujos a través de una pantalla.
Hoy queremos conocer la Cara y la Cruz en el camino de Laura Torrijos-Bescós.
En esta sección, “A Cara o Cruz”, nos encanta hablar de amor, de amor a la vida, al conocimiento… Laura, ¿cómo comienza tu historia de amor con el cine?
Pues yo creo que desde muy pequeña. Mis padres siempre me animaron a ver cine clásico. Todas las semanas veíamos una película de cine clásico… Recuerdo la primera película que fui a ver en el cine, no recuerdo el título, pero sé que era una película de animación y que iba de unos robots. Yo era muy pequeña cuando se estrenó, tendría 5 o 6 años…Desde entonces siempre intento ver todas las películas que puedo, me las apunto para no olvidarme, me hago una lista y cada año intento superarme. No imagino mi vida sin el cine.
Las Artes Escénicas no son un camino fácil… ¿en qué momento sabes que es la ruta que quieres emprender y cómo te decides a seguirla?
Mis padres me apuntaron a Teatro como actividad extraescolar. Me apuntaron porque me gustaba hacer teatro, pero también con la idea de que pudiera hacer amigos, cosa que no pasó (risas). Desde ese momento, no obstante, dije “yo quiero ser actriz”. Lo tuve muy claro y luché por ser actriz, por que trajeran el bachillerato de Artes Escénicas a Huesca (fuimos la primera promoción) y también por irme a Málaga a estudiar Arte Dramático durante 4 años. Es algo que he tenido siempre muy claro.
Vamos con la “Cara” de la vida, Laura. Con tan solo 23 años, cuentas ya con varios e importantes reconocimientos a tu trabajo, ¿qué fortalezas de tu persona crees que están detrás de esta prometedora carrera?
Pues, por un lado, creo que soy muy exigente, algo que, en exceso, es malo (debería valorar más mi trabajo), pero, por otro, siempre intento ir a más. Soy muy trabajadora, no sé estar quieta, no he terminado un proyecto y ya estoy pensando en el siguiente, creo que eso me permite mejorar en lo que hago, trabajar mucho, estudiar mucho, siempre pienso que me quedan infinitas cosas por saber… Me esfuerzo por aprender, para ser un poquito mejor cada vez.
“Me esfuerzo por aprender, para ser un poquito mejor cada vez”
En esta sección, creemos que “la Cruz” de la vida (donde se alojan el error, el dolor…) pueden ser buenos maestros, ¿ha habido errores útiles en tu desarrollo personal y profesional?
Mi principal error ha sido infravalorarme. Ver cómo los demás me infravaloraban hizo que me lo creyese y me infravalorase. Me conformaba con hacer tareas menores, creyendo que, a mi edad, no podía aspirar a nada más, pero eso no es así, los jóvenes también valemos para hacer cosas. No obstante, este error me ha ayudado a crecer cuando me he dado cuenta.
Volvemos a la “Cara”, Laura. Eres una persona decidida que ahora tiene voz y puede ser escuchada, cuéntanos ¿qué acciones crees que deberían llevarse a cabo desde las instituciones para impulsar el cine aragonés?
Principalmente se tienen que crear leyes. También cambiar los estatutos de la Academia de Cine Aragonés, para llegar a ser una academia a efectos legislativos, a efectos prácticos. Si no, no se nos tomará en serio, el cine aragonés lo necesita, sobre todo Huesca y Teruel, en Zaragoza hay más oportunidades y todo se centraliza allí. Pero, en Huesca, que es lo que conozco, hay grandes profesionales, por ejemplo, contamos con la Asociación Oscense de Realizadores, un organismo muy potente que lleva casi 30 años organizando muestras anuales.
Hay que impulsar a la gente, hay que ayudarles a salir, yo cuando empecé estaba muy perdida y, si no hubiera tenido a personas que me llevaban de la mano, no lo hubiera podido conseguir, no hubiese llegado a ningún sitio. Sin duda, las instituciones tienen que valorar el cine aragonés, pero para eso, también los propios profesionales tenemos que valorarnos a nosotros mismos y a nuestros compañeros de profesión, para que las Instituciones nos tomen más en serio.
De nuevo la “Cruz”, Laura: “Y Eva también” no tiene precisamente un final feliz, ¿qué te empujó a tomar esa decisión?
Básicamente porque es como yo veo la situación. La conclusión del “corto” recoge la creencia de que el acoso es una cuestión que se hereda. Quien proceda de una familia de acosadores tiene más probabilidad de convertirse en acosador y, por el contrario, quien provenga de una familia de víctimas, puede terminar siéndolo también. Es una discusión que sale a debate cada vez que se pasa el “corto”. Cada uno tiene su opinión, hay quien tiene más esperanza en las nuevas generaciones, pero yo creo que no, que tristemente esto es así. Y, por ello, creo que la reflexión del corto es necesaria.
“Que no se rinda. Parece un tópico y parece muy fácil decirlo, pero sé que no lo es, yo también he querido rendirme muchas veces”
¿Dónde te ves dentro de 5 años? ¿Qué está proyectando Laura Torrijos-Bescós?
Tengo proyectos…tengo un corto…surgirán más…un largo, que no sé cuándo saldrá, es una historia basada en Inocencia Alcubierre, una actriz de Uncastillo (Zaragoza), que yo siempre la describo como “la Penélope Cruz del cine mudo”, fue un exitazo, una súper estrella, pero murió siendo madre soltera, muy joven, y, claro, ser madre soltera en 1929 no estaba bien visto y parece como si se le hubiera querido borrar… yo quiero recuperar su memoria con un largometraje, pero, claro, un largometraje de la Barcelona de los años 20 es mucho dinero… De todos modos, no sé exactamente donde me veo y, si me dieran la posibilidad, no sé si querría saberlo, me conformo con poder vivir de esto, seguir trabajando en cine, seguir trabajando en teatro…siempre.
¿Qué consejo le darías a una persona joven que, como tú, tiene sueños por cumplir?
Que no se rinda. Parece un tópico y parece muy fácil decirlo, pero sé que no lo es, yo también he querido rendirme muchas veces. Que no escuche a las personas que le dicen que no puede y, si las escucha, que sea para decir “espérate”… A mí me decían esto y yo decía, “que sí que sí” (risas)…es difícil de asumir y muy fácil de decir, pero creo que es el mejor consejo que les puedo dar.
EL RETRATO
Tras unos ojos claros y profundos se adivinan el montón de sueños y proyectos que luchan por convertirse en películas. Sus manos se entrelazan durante la entrevista y retratan a una mujer que sabe lo que es la vida y lo que quiere de ella. De sus palabras, surge la pasión por el trabajo. El talento, aparece nítido en la forma que tiene de mirar los horizontes.