Mojitos en lo más alto del Pirineo

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Los montañeros que coronaban este pasado domingo la cumbre del Aneto, la cima más alta del Pirineo, se llevaban una buena sorpresa al encontrarse con un barman perfectamente ataviado con chaleco y pajarita que les ofrecía la degustación de un perfecto mojito.

El barman era José Luis Samitier, un prestigioso profesional con establecimiento en Benasque que ha sido varias veces campeón de España de coctelería y que imparte su magisterio en la Escuela de Hostelería de Guayente, que quería de esta manera rendir un homenaje al pico que le sirvió de inspiración para afrontar y conseguir el reto de elaborar el mojito más grande del mundo. Algo que Samitier logró, apoyado por un solvente equipo, a finales de febrero de 2015 en Cerler y que, tras un laborioso proceso ya que existía algún malentendido finalmente aclarado, fue certificado varios meses después por la empresa Guinness.

«Pretendíamos ahora con la actuación del pasado domingo rendir honores al Aneto, que fue el impulso que nos llevó a afrontar el récord con una actividad que le hiciera referencia al mojito», confirma Samitier, quien en la madrugada del domingo no dudó en emprender el ascenso acompañado por sus cuñados Enrique y Santiago, cada uno de ellos cargados con veinte kilos de peso a las espaldas, para instalar una improvisada barra de bar en la cumbre que hizo las delicias de quienes coronaron la cima.

Samitier confiesa que era la primera vez que afrontaba la ascensión al Aneto y que paso un cierto miedo atravesando el estrecho Paso de Mahoma que antecede a la cima. Pero no duda en calificar la experiencia como «inolvidable» y «muy divertida». «Salimos desde La Besurta a las 4,30 de la madrugada, yo había llegado directo desde mi trabajo, y tardamos unas cinco horas en alcanzar la cima», recuerda.

Una vez allí, desplegaron la improvisada barra y unas pancartas alusivas al récord y a la Escuela de Hostelería de Guayente y empezaron a repartir unas degustaciones de mojito entre los montañeros que iban llegando a la cumbre ante la sorpresa general.  «Fue muy divertido ver las caras de asombro de los montañeros al descubrir un barman en la cumbre del Aneto y hubo unos, creo que eran de Burgos, que me pidieron rodar unas tomas conmigo porque me dijeron que si no nadie les iba a creer la experiencia», comenta Samitier señalando que el punto anecdótico del empeño fue que el hielo utilizado para elaborar el mojito lo cogieron en el ascenso por la zona del glaciar.

El barman y sus acompañantes sirvieron este cóctel conmemorativo en un vaso alusivo que, convenientemente protegido, dejaron en la cumbre del Aneto como recuerdo de esta curiosa experiencia. «Por cierto –apunta Samitier-, ofrecíamos tan sólo una pequeña degustación porque les recordábamos a todos que todavía debían afrontar el descenso».

La aventura quedó registrada en un video que, colgado en las redes sociales, ya ha recibido más de 20.000 visitas.

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