Más de quince personas disfrutaron el sábado pasado de una visita guiada en Quicena, de la mano de Juan José Moreno, encargado de parques y jardines en Barbastro y promotor desde hace 4 años de la reforestación a pie del Castillo de Montearagón. Esta jornada, organizada por la Asociación El Licinar, en colaboración con el Ayuntamiento de Peraltilla, sirvió de ejemplo para mostrar diferentes maneras de reforestar. Los participantes venidos de Peraltilla y Huesca capital pasearon entre los numerosos árboles forestales que los vecinos, niños y adultos del pueblo, fueron plantando desde estos años.
Juan José Moreno supo transmitir de manera pedagógica y amena sus conocimientos de la botánica local. Hizo partícipe la gente que acudió a la visita haciéndoles reconocer las diferentes plantas autóctonas o colonizadoras que se encuentran en los terrenos comunales de Quicena. Entre ellas se encontraba la aliaga, una de las primeras plantas que crece después de los incendios o de una sobreexplotación de las tierras, y que permite fijar el nitrógeno en el suelo. Hizo también referencia a los beneficios del lastón como refugio para las aves menores, así como a los de la ontina o el tamariz, dos plantas que se adaptan bien y absorben el salitre del suelo.
En cuanto a la reforestación en sí, destacó la importancia de elegir la variedad a plantar según el tipo de suelo y la presencia o no de arbustos. Estando los terrenos comunales de Quicena en muy malas condiciones con unos suelos totalmente desnudos de vegetación, se optó por reforestar con pinos carrascos, un árbol poco exigente en cuanto a sombra y calidad del suelo y que resistente a la sequía. Es una variedad altamente recomendable en suelos muy empobrecidos para dar paso, en fases siguientes, a plantas autóctonas tales como la carrasca, la sabina, el litonero, el enebro, etc. Sin bien se valora el trabajo de plantación, no hay que olvidarse del mantenimiento de estas zonas reforestadas que se pretenden reconvertir en un bosque y sotobosque biodiverso que sirve de refugio a la fauna local. En esta labor de mantenimiento, se recordó que el ganado, una vez los árboles hayan alcanzado una altura suficiente, juega una función incontestable para mantener estos hábitats.
La jornada siguió con la visita del Castillo de Montearagón, un patrimonio cultural e histórico local que merecería la pena conservar y dar a conocer a los vecinos de la provincia. La Asociación de Amigos del Castillo de Montearagón trabaja para que este patrimonio no caiga en el olvido como lo hacen sus muros. El nuevo alcalde de Quicena, Javier Belenguer Anzano, abrió las puertas de la Iglesia del castillo, un detalle que agradecieron los participantes. Dicho monumento será abierto este fin de semana al público por motivo de una exposición. Para clausurar la jornada, Juan José Moreno regaló y colocó en un pino carrasco del parque de Quicena una caja nido con el nombre de Peraltilla, todo un honor para los habitantes del pueblo vecino. Allí, a la sombra de los árboles, se alargó hasta por la tarde la comida popular hecha con productos ecológicos y locales como el cordero de Quicena.