Por Ana Vidal
Licenciada en filología hispánica y maestra de profesión. Empezó dando clases en institutos como profesora de francés, aunque después pasó a primaria y, finalmente, a infantil, ciclo educativo en el que se encuentra en el presente. Reconoce, con cierto toque de picaresca en la voz, que es un alma nómada e inquieta. La necesidad de cambiar de aires constantemente le ha llevado a recorrer todas las etapas obligatorias de la educación, fraguando así un fuerte vínculo con niños y adolescentes. Nacida en Abi y criada en Seira, vivió una infancia rodeada de naturaleza y gozando de la privilegiada libertad que ofrece el mundo rural. Su madre, gran narradora de cuentos inventados, ha sido la culpable de que desde su niñez su imaginación siempre haya ido a un ritmo desbocado. Ahora, bajo el seudónimo de Ada del Ahua, se ha dado a conocer como poetisa novel con su libro Tu corazón es mi patria, un libro de poemas que recoge lo que le dicta su corazón.

¿Por qué poesía?

Soy muy emocional, desde adolescente conecté mucho con la poesía. Recuerdo que Miguel Hernández me tenía enamorada cuando estaba en el instituto. Tuve una conexión directa entre la poesía y la forma de expresar mis sentimientos; hablando no podía expresarlos, así que era una manera de volcarlos. La poesía me ha ayudado muchísimo, la considero una terapia que me ha ayudado cuando me he sentido triste o agobiada, aunque también escribo cuando estoy alegre y feliz.

Empezaste haciendo recitales con guitarra y percusión, ¿ya eran poemas propios?

Sí. Hace un año que cogí un micro por primera vez, recuerdo que en el primer recital no sabía ni qué decir, nunca me había planteado hacer esto. Todos los poemas que recitábamos y cantábamos allí eran nuestros. Al final, siempre acabo interpretando mis propios poemas porque se me van los brazos al oír la música, no sé hacerlo de manera más sobria, probablemente sea porque la guitarra y la percusión que me acompañan también invitan a ello.

Siempre has estado vinculada al arte, pero en el ámbito de la pintura y el dibujo, ¿En qué momento decidiste escribir el libro?

Más que la pintura, a mí me gusta dibujar, he hecho cientos de dibujos. Incluyo dibujos hasta en los apuntes de la universidad, no puedo evitarlo. Habitualmente, regalaba mis dibujos y pinturas y los acompañaba con una poesía. A veces era al revés, primero surgía la poesía y luego venía el cuadro. Entonces empecé a entrelazar la poesía y los dibujos. Sin embargo, fueron los recitales los que de verdad me incitaron a plasmar por escrito los poemas ilustrados, para que la gente tuviera su tiempo para leérselos tranquilamente después de escuchar los recitales. Mi sueño sería poder dedicarme al arte, a escribir, y luego poder ir a contarles cuentos o a recitar poesía a los niños, así no perdería mi conexión con ellos y podría trabajar juntando mis dos pasiones, las cosas que más me llenan.

¿Cuántos poemas recoge el libro?

Veintiséis, es un número que me gusta, también es el doble de 13, mi número favorito. Además, con 26 años viví una etapa en Francia donde fui muy feliz. Tenía claro que mi libro tenía que tener veintiséis poemas. De hecho, este año me he dedicado a pasar todos los poemas que tengo y me han resultado más de quinientos, así que he tenido que hacer una tría severa. Finalmente, me he decantado por elegir los que forman parte de los recitales, en su mayoría. El resto, son poemas que sentimentalmente eran más significativos para mí, me dejé guiar por las emociones. Por ejemplo, hay dos poemas dedicados a mi madre, recientemente fallecida, y otro dedicado a mi tía en agradecimiento a los cuidados y compañía que le ofreció a mi madre en la última etapa de su vida.

¿De qué habla tu poemario Tu corazón es mi patria?

El título habla de la migración, el poema al que hace referencia va sobre el problema migratorio, de fronteras. Cuando estaba pensando cómo titular el libro, sucedió el atentado de París. De repente, me encontré a un coche marroquí, conducido por un chico francés, que bajaba de Francia por la carretera de Aínsa. Me lo quedé mirando y pensé “a este chaval le habrán hecho cantidad de controles” cuando, como tú y como yo, no tiene porqué ser sospechoso de nada. Me sentí muy identificada con él, pensé “yo soy tú”. Entonces decidí que quería que mi libro reflejara los problemas migratorios. La foto de la portada son gaviotas migrando, los animales migran porque no entienden de fronteras, y nosotros cada vez ponemos las fronteras más altas. En el poema digo “hoy te toca a ti, pero mañana puedo ser yo”. Con el título buscaba reflejar todo este conflicto.

Quizás de primeras la gente no lo entienda así, de hecho, un día mientras paseaba los perros con una amiga me dijo: “un poco meloso tu libro, porque esto de los hombres siempre rondando… ¡y encima tu corazón es mi patria!” y me quedé mirándola y le dije “para nada quiero decir eso”, ahí me dí cuenta de que tenía que explicarlo. Aparte de esto, el libro también habla de naturaleza, amor, desamor, amor a una madre, de la inocencia de la infancia y de versiones adultas de los cuentos de Caperucita roja y Cenicienta.

Bonito paralelismo entre el título del libro y los temas de refugiados y migración que tratas en tus versos

Sí, siempre procuro tratar estos temas con un punto de esperanza, con la alegría y la sonrisa que derrumban fronteras. Las sonrisas acercan a las personas. El poema surgió antes de cruzarme con el chico francés, pero él me ayudó a decidir que el nombre de ese poema sería el título del libro.

¿En el libro también hay pinturas o dibujos propios que acompañan los poemas?

Tanto las fotografías como los dibujos y cuadros son míos, excepto una foto de un barquito de papel. La foto de la portada también es mía, surgió en un mal momento mientras estaba en Alicante. Me empeñé en ir a ver el amanecer y se convirtió en el amanecer de mi vida, en mi renacer, veo esa foto y siento que todo tiene un punto de esperanza. Todos los cuadros son de aquellos que regalaba, en cambio los dibujos los hice expresamente para la poesía, para ilustrar el libro. A pesar de que el libro lleve dibujos, va dirigido a adultos y adolescentes.

¿Crees que tu profesión como maestra ha afectado a tu sensibilidad y, en especial, sobre estos temas?

Sí, creo que está estrechamente relacionado. Los niños son muy despiertos, ellos son mis maestros. Yo tengo alumnos que son verdaderos maestros, son sabios, tienen una enseñanzas profundas y me dan lecciones de vida. Esta relación de enseñanza recíproca es algo que tenemos muy presente tanto ellos como yo.

¿Qué han aportado los niños en este libro?

En este libro, en concreto, hay parte de ellos, pero hay parte también de mis padres, mi familia, gente a la que he querido muchísimo. No solamente han sido ellos, han pesado más mis experiencias vitales.

¿Está entre tus planes realizar un próximo trabajo dirigido a estos niños que tanto te aportan y enseñan?

Estoy enfrascada en varias cosas ya. Una de ellas es hacer un cuento para niños. Otro de los propósitos es realizar ilustraciones para colorear. También tengo proyectos para adultos, aunque sé que la poesía no está de moda entre este tipo de público. A mí la poesía me ha ayudado tanto que pienso que también a otras personas les pueden servir mis poemas, aunque sea solamente un verso ya me doy por satisfecha.

¿Cómo definirías tus poemas a un futuro lector?

Yo creo que es una poesía espontánea, porque no sigo ningún tipo de métrica, es una poesía muy directa y sencilla. Busco transmitir la frescura de la cotidianeidad de la vida.

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