Anciles y Benasque viven intensamente desde anoche sus fiestas patronales en honor, respectivamente, a San Pedro y San Marcial o, en el patués vernáculo, San Marsial. Dos celebraciones autónomas pero hermanadas por la inmediatez en el tiempo con las que las gentes de estas dos localidades vecinas y pertenecientes al mismo municipio cargan pilas para afrontar la exigente campaña turística de verano que cada año se adelanta más.
El programa festivo se iniciaba a las ocho de la tarde con el tradicional baldeo de campanas y la siempre emotiva lectura de un pregón que permitió en esta ocasión dar voz y visibilidad a todos aquellos voluntarios, colaboradores habituales y trabajadores cuyo desempeño es fundamental para la buena marcha de los festejos y que muchas veces son injustamente infravalorados, cuando no directamente ignorados. El posterior chupinazo de inicio de las fiestas dio ya plena carta de naturaleza al comienzo de este ciclo festivo que se prolongará hasta el lunes con multitud de propuestas tradicionales, religiosas, gastronómicas, lúdicas, deportivas, culturales y recreativas abiertas a gentes de todas las edades y que tienen en común su vocación participativa.
A la espera de la llegada el sábado y el domingo de los dos días grandes de los festejos de, respectivamente, Anciles y Benasque, el programa ofrece hoy distintas propuestas deportivas y lúdicas, entre las que destaca la demostración del tradicional juego de “Les Quilles” que correrá a cargo de les Dones de la Villa, y las sesiones de baile de tarde y noche imprescindibles en cualquier fiesta que se precie.
Y ya el fin de semana se vivirán los momentos más esperados de estos festejos caracterizados por el enorme peso que tienen en su desarrollo los actos tradicionales. Las misas baturras y solemnes en honor a los patrones, las multitudinarias procesiones de San Pedro y San Marsial y los bailes –“balls”- “dels homes” y “de les donnes”, sentidos intensamente por los habitantes de la villa, forman el cuerpo fundamental sobre el que se estructuran estas fiestas benasquesas que, según recalca su alcalde, Ignacio Abadías, «producen una intensa emoción que llega directa al corazón de los autóctonos». Por su serena belleza, por el ambiente de exaltación de lo colectivo y por su innegable emotividad, estos actos tampoco dejan indiferentes a los visitantes que disfrutan con ellos tanto como los locales y vibran al arrullo de los sones de la música del ball, que inspirara en su día la composición del popular “Himno de Riego”.
Abadías quiere recalcar el trabajo de los ocho mayordomos –cuatro chicas y otros cuatro chicos del lugar- que son los mantenedores de los festejos y sobre los que recae en última instancia el diseño del programa festivo. «Desarrollan –comenta- un gran trabajo para armonizar las propuestas e intereses de los vecinos y en el plano simbólico son los representantes de sus conciudadanos y, por su cargo, los herederos de una tradición secular».
Complementando esos actos tradicionales que hermanan a los vecinos y a los visitantes cimentando un proyecto de convivencia común, el apretado programa diseñado por los mayordomos garantiza la celebración durante estos días de animadas verbenas, bailes y juegos infantiles, actividades deportivas, rondas con la Agrupación Folclórica Aires Monegrinos y con la Ronda de Boltaña, charangas y pasacalles, vermuts, comidas y ponchos populares, concursos varios, celebraciones gastronómicas, gymkanas, jotas, actuaciones musicales y actos para los más mayores que, sin duda, tendrán el respaldo unánime de vecinos y visitantes.
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