Por José Antonio Almunia.
Los lunes el bar de Monflorite está cerrado por descanso semanal, así que decidimos llevar la entrevista a un hotel dentro de Huesca, la ciudad, en honor a los personajes de “Hijas de Lilith”, a sus amigas. Eso sí, las fotos en el pueblo, donde Camino se inspira, escribe, pasea, sueña y vive. Su primera novela, su reflexión sobre una generación a la que pertenece, dibuja de forma divertida en que se ha convertido la ciudad y la vida para las cuarentañeras que la habitan.

Nati, Lola, Violeta, Amaranta y Rebeca (la protagonista y narradora) son cinco amigas que acaban de cumplir los cuarenta y sobreviven a sus diversas circunstancias en la ciudad. Con ellas, de forma amena y entretenida, a través de una narración trepidante de escenas cotidianas en las que nos identificamos, descubriremos el mundo de una generación especial.

-¿La novela tiene mensaje?
-Quiero contar la historia de una generación, de la mía, de la que se ha contado muy poco. Se ha contado mucho de las generaciones precedentes pero la nuestra es como la Generación X, con pocos ideales y pocas historias que contar. Hemos oído hablar de la lucha, de la transición, pero hemos tenido una vida muy normal, estudiar, divertirnos… Y ahora nos encontramos en una sociedad en la que se requiere compromiso.

-Pero no es una novela seria, hay ironía y mucha complicidad.
-Justo escribí la novela cuando “50 sombras de Grey” estaba en el top de ventas. Leí el primero y pensé, venga, ¿quién se va a creer este cuento? Un tío millonario, una chica que no sabe lo que es la vida… tengo que darle la vuelta en plan risas.

-Y vaya que si la diste.
-Sí. Rebeca la protagonista se queda sin trabajo y le proponen hacerse comercial de juguetes sexuales y ella, que no es muy abierta en cuestión de sexo, tiene que aprender para que sirve cada juguete.

-Toda una nueva experiencia. ¿Una necesidad de vuestra generación?¿Adaptarse?
-En la novela me he inspirado mucho en amigas mías, en mujeres que hoy día llevan mucha carga de trabajo, familia… pero que siguen teniendo humor, se ríen, siguen queriendo ser unas niñas. No son como sus madres, te casabas, tenías hijos y siempre te quedabas en casa. Las protagonistas son mujeres reales, cada una con sus cosas y en situaciones cotidianas. La novela empieza en una tertulia entre amigas a primera hora de la mañana en un bar y con lo que va contando cada una de ellas.

-¿Qué pasa a los 40?
-Descubres que los príncipes azules destiñen como la canción de Revolver. Yo tengo mi príncipe, pero no es azul. Quién tiene un matrimonio largo es porque se sigue adaptando. Esa es la historia del libro ¿sigo sintiendo como sentía con 25 años?¿Qué es lo que pasa con nosotros?¿Se ha instalado la rutina?

-¿De dónde vienen tus ganas de escribir?
-De siempre, de ver como mi padre escribía poemas y canciones en sus ratos libres. Leía y nos leía mucha poesía y la poesía se ha convertido en una forma de comunicarme con el mundo. Empecé a escribir con 12 años pequeñas cosas.

-¿Al escribir qué sientes?
-La felicidad suprema, como cuando uno se sumerge en el agua y no escucha ruidos del exterior, una paz interior enorme. Me voy del mundo y me encanta. El primer libro supone un gran reto porque no te crees capaz de acabar algo, pero un día lo encuentras terminado e impreso.

-¿Cambiarías algo?
-Igual algo del final para que Rebeca y Pablo no sean personajes tan normales. Las personas leemos muchas veces para buscar héroes y los protagonistas de la novela son normales, aunque no por ello menos interesantes.

“Hijas de Lilith” en las librerías Masdelibros, Santos Ochoa, Estilo, Anónima  y en Amazón.

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