Chía prepara la sexta edición de su Feria de la Patata

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La Asociación de Productores de Patata de Chía ha convocado para el próximo domingo 5 de noviembre la sexta edición de su popular Feria de la Patata que llega este año con un atractivo programa que tendrá su punto culminante en la degustación de una sabrosa caldereta de tocino con patatas que será cocinada en directo por el reputado cocinero Antonio Arazo, habitual colaborador de este certamen que ha sabido ganarse el respaldo popular y convertirse en un excelente escaparate de la producción patatera de esta localidad pirenaica.
El programa previsto mantiene un esquema muy similar al de las ediciones anteriores con la venta al por menor de la afamada patata local, caracterizada por su producción artesanal, y la instalación paralela de un mercado de artesanos bajo la cubierta de la Plaza Mayor, escenario de buena parte de las actividades diseñadas que comenzarán a las 7 de la mañana con la preparación y el encendido de la hoguera en la que posteriormente se elaborará la caldereta. Habrá también actividades infantiles con manualidades y juegos educativos con la patata y, en la partida de «Las Llagunas», se ha programado una exposición ganadera, la resalización de paseos a caballo y la posibilidad de practicar el tiro con arco.
Esta nueva edición de la Feria de la Patata certificará el buen momento de este cultivo en Chía, donde la labor de la Asociación de Productores y del vecino Centro «El Remós» -que lleva el peso de su comercilización-, unido al interés que ha despertado su apuesta por revitalizar este cultivo ha hecho que en la campaña de 2017 se haya aumentando la superficie de producción de este tubérculo que desde 2014 ostenta el certificado de “cultivo ecológico” y que, según destaca Arturo Lanau, presidente de la entidad, «este año es de una calidad excelente».
La certificación como «cultivo ecológico» reconoce las estrictas reglas de trabajo fijadas por la Asociación de Productores y su apuesta por mantener la utilización de los métodos tradicionales para preservar la calidad del producto. Lanau apunta que esta calidad de la patata de Chía viene determinada tanto por la altura de la localidad y sus tierras de cultivo –por encima de los 1000 metros sobre el nivel del mar- y el tipo de suelo como por un sistema tradicional de trabajo de los campos en el que no se utilizan abonos químicos ni productos fitosanitarios.
«Realizamos una enmienda orgánica entre noviembre y febrero y para controlar las malas hierbas se aporta el suelo con ayuda de tracción animal», comenta. La rotación de los suelos y los cultivos cada dos años, la humedad ambiental y la utilización de aguas muy puras para los escasos riegos necesarios son otros de los factores que explican la excelencia de un producto que ha conseguido consolidarse en un mercado cada vez más competitivo.
El cultivo de la patata ha sido históricamente una importante fuente de ingresos para los habitantes de esta localidad ribagorzana y en la década de los sesenta del pasado siglo era una de sus principales producciones. La emigración, sobre todo de los más jóvenes, la pérdida de importancia en la zona del sector primario y las nuevas corrientes económicas habían ido arrinconando el cultivo de la patata en Chía pero la puesta en marcha de la Asociación de Productores e iniciativas como esta feria están consiguiendo relanzar un producto que tiene un innegable potencial y que está conquistando mercados en ciudades como Huesca, Zaragoza y Lérida.

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