Consternación en el Valle de Benasque por el fallecimiento de mosen Ernesto Durán

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Mosen Ernesto Durán en una de sus actividades sacerdotales (Foto: Angel Gayúbar)

Tras una larga enfermedad que no le impidió seguir disfrutando de la vida hasta su último aliento, el carismático sacerdote ribagorzano Ernesto Durán ha fallecido esta madrugada. Natural de la pequeña localidad de Ubiergo, desempeñó tareas misionales en Colombia al poco de ser ordenado para regresar posteriormente al Alto Aragón y desarrollar buena parte de su ejercicio sacerdotal en distintas parroquias del Valle de Benasque, donde ha dejado una huella indeleble y, desde su profunda humildad, ha sido catalizador de numerosos proyectos e iniciativas de todo tipo. Ya jubilado de sus tareas eclesiásticas, mosen Ernesto ha pasado sus años en la Residencia Sacerdotal del Seminario, aunque sus escapadas a su querida Alta Ribagorza han sido constantes en los últimos años.
El ex presidente de la Asociación Guayente, Aurelio García, gran amigo y estrecho colaborador de mosen Ernesto en muchas iniciativas, lo define como «una de esas personas que lo llenan todo, que siempre están ahí cuando las necesitas y, en su caso concreto, con una capacidad especial para empatizar con quien lo necesitaba y prestarle su apoyo incondicional».
García apunta que el sacerdote era «un gran visionario, con gran capacidad para ver por dónde iban las cosas» y destaca su «nula» vocación de protagonismo una vez que estaban encarrilados los proyectos en cuya gestación había tenido «un papel determinante». Iniciativas como la Escuela de Hostelería de Guayente, el Centro El Remós, el programa de Turismo Rural, Tural, pionero en España, la dignificación del vernáculo idioma patués, la creación de diversas cooperativas e iniciativas laborales en la zona o la reivindicación de los pueblos pequeños tuvieron directa o indirectamente implicado a mosen Ernesto que también alentó durante su estancia en la Alta Ribagorza la restauración de numerosas iglesias y capillas del territorio. Tuvo igualmente un notable protagonismo durante muchos años como delegado responsable de Misiones en el obispado de Barbastro-Monzón.
«Fue siempre una persona humilde, callada, alguien que puede estar muy orgulloso de su trayectoria vital, del camino que ha hecho en esta vida», sentencia García recalcando que «deja un gran vacío».

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