La feria de Santa Lucía cierra este domingo en Graus el calendario ferial ribagorzano. Durante toda la jornada está previsto que las principales calles de la villa ribagorzana acojan más de un centenar de puestos feriales y se conviertan en un concurrido mercado que atrae siempre a centenares de personas de las poblaciones vecinas para “enferiarse” con alguno de los variopintos productos de ropa, enseres para el hogar, aperos, maquinarias diversas, objetos de artesanía, juguetes o alimentos puestos a la venta.
Es una imagen que se repite desde 1628, cuando el infante don Carlos –hijo del entonces monarca Felipe III- otorgó a esta localidad el permiso para que sus habitantes pudieran organizar este certamen invernal que venía a sumarse y a complementar la celebración de la feria de san Miguel que ya entonces tenía más de cuatro siglos de antigüedad y que era punto de referencia en el espacio pirenaico para tratantes de todo tipo de ganado.
Además, en 1588 había fijado Felipe II la jornada del lunes como día de mercado semanal, un mercado que todavía se celebra hoy en día en la Plaza Mayor de Graus. La tradición ferial grausina se vio completada en 1907, momento en que nació la tercera de las grandes ferias de la villa, la de san Miguel de mayo.
Pero ésta de San Lucía siempre ha tenido una personalidad propia y distintiva, con un gran poder de convocatoria ya que el certamen anuncia la inminencia de las fiestas navideñas. Bien entrado ya el siglo XXI, mantiene vivas las características que animaron su creación en el siglo XVII siendo todavía hoy cita obligada para los habitantes de la comarca ribagorzana que ven en esta cita un momento óptimo para juntarse con parientes y amigos y compartir con ellos una jornada festiva mientras se realizan esas compras de última hora bien en los puestos que jalonan las calles de Graus, bien en las numerosas y bien surtidas tiendas grausinas.