Finaliza una complicada campaña de trufas.

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El mercado de la trufa fresca de Graus celebró el sábado por la noche su última sesión con la que prácticamente se da por concluida la temporada de este apreciado hongo que se dará por finalizada oficialmente este martes. La animación que ha marcado todas las sesiones del mercado grausino volvió a acompañar el desarrollo de la última edición del mercado en esta temporada 2015-2016 que desde el sector califican como «extraña y complicada» y que ha estado marcada por la escasez de lluvias en las primeras semanas y por unas desfavorables condiciones climáticas que la han condicionado desde el inicio.

En su última sesión, el mercado grausino ofrecía escasas trufas, con un apreciable aroma y con una cotización que, en la venta al detalle, se movió entre los 850 y los 900 euros el kilo. Pero, como reconocía el presidente de la Asociación de Truficultores de Aragón, José Vicente Girón, este postrer tramo de la campaña ha sido «difícil» por la escasez de producto que ha hecho a los productores ir «con la lengua afuera» para poder cumplir con la demanda existente. «Casi podríamos hablar de trufas inexistentes desde hace ya dos o tres semanas porque las altas temperaturas han adelantado prácticamente el final de la temporada», señala Girón quien reconoce que, en líneas generales, la campaña ha sido «bastante floja» en cuanto a la cantidad de producto cumpliéndose así las previsiones poco halagüeñas de comienzos de la temporada.

«Las lluvias caídas en enero dieron un respiro y, aunque solo aumentaron ligeramente la producción, contribuyeron a mejorar sensiblemente la calidad de la trufa ofertada pero salíamos de un verano muy cálido y un otoño seco que mermaron sensiblemente la producción», explica el presidente de los truficultores aragoneses. Una valoración similar a la que hace Héctor Vilas, uno de los jóvenes truferos que garantizan el recambio generacional en el sector. Vilas abunda en que se ha tratado de una temporada «complicada pero con trufa de mucha calidad» y subraya que se han batido récords en las cotizaciones del producto. Y apunta que hay que valorar el buen papel de las plantaciones consolidadas durante toda la temporada pero, aún así, señala que este año se ha recolectado en ellas un 30% menos que en la anterior campaña «ya que la climatología adversa y las altas temperaturas de septiembre, octubre y noviembre fastidiaron bastante la producción».

El trufero insiste en la necesidad de contar con un buen regadío en las plantaciones de truficultura para garantizar en el futuro las cosechas máxime cuando –explica- el incremento de temperaturas medias que se está viviendo en los últimos años «es muy negativo para el desarrollo de la trufa».

También para el cocinero Javier Turmo, uno de los mayores expertos nacionales en la elaboración del producto, ha sido una temporada de escasa producción aunque de buena calidad del producto. Turmo, que es también truficultor, destaca el cada vez mayor interés que despierta el mundo de la trufa y sus aplicaciones gastronómicas, el incremento de su demanda y el repunte de las plantaciones truferas en la zona. Ante esta situación se plantea si la oferta de un mercado semanal no se queda ya un poco corta. «Viene bastante gente entre semana preguntando por la posibilidad de comprar trufas y a lo mejor sería interesante habilitar algún espacio para poder ofrecerlas de forma habitual», comenta.

Algo en lo que están trabajando desde la Asociación de Truficultores pero que esperan sacar adelante cuando las plantaciones de truficultura garanticen una oferta estable del producto. De momento, la apuesta es por democratizar el acceso a la trufa y conseguir que su consumo llegue al máximo número de hogares. Por eso, pese a que la escasez de producto ha disparado esta campaña su precio, José Vicente Girón señala que el mercado de la trufa fresca ha intentado por todos los medios contener las cotizaciones en la venta al detalle y recuerda que los lotes puestos a subasta se han negociado con pujas bastante más elevadas.

La propuesta del mercado de la trufa fresca es excelentemente valorada en Graus. Su alcalde, José Antonio Lagüens, entiende que esta propuesta es «todo un lujo» y destaca que el sector de la truficultura es un importante motor de desarrollo económico para el territorio y, además, «genera una excelente imagen de la localidad al asociarla a un producto de gran calidad y prestifgio».

En el aspecto gastronómico, el restaurante Las Torres de Huesca fue el encargado de ofrecer las habituales degustaciones de tapas en esta última sesión del mercado grausino de la trufa fresca.

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