Generar alegría al mecer la pelvis

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La pelvis es una especie de receptáculo o recipiente, el caldero de la vida para el Tao chino, cuyo interior contiene las vísceras y varios órganos vitales, de modo que acoge en su seno a los tres motores de la energía, de ahí que constituya el centro de la vitalidad, el lugar en donde se gesta la vida, no en vano se ubica allí el aparato digestivo, el aparato reproductivo sexual y el músculo respiratorio por excelencia, el diafragma, la tapadera de este gran cuenco.
Así que los tres motores de la vida están ubicados en este centro: el soplo de la vida (oxígeno), el combustible de la vida (nutrientes) y la perpetuidad de la vida (sexualidad); por esto en el ámbito de la cultura física la atención y cuidado de la pelvis resulta imprescindible para alcanzar una vida de bienestar y confort, especialmente en la sociedad moderna en la que el sedentarismo se ha convertido en un comportamiento mayoritario, gracias al desarrollo de la tecnología y el sector económico de los servicios.
Además la pelvis es el centro de la verticalidad de las personas puesto que ahí se inserta la columna vertebral, pues el sacro está soldado a la pelvis, constituyendo por tanto su base de sustentación y en donde ejercen su fuerza las cadenas musculares más potentes del cuerpo.
En la cultura occidental la pelvis ha sido hasta hace muy pocos años una zona del cuerpo estigmatizada por el tabú sexual, sobre el que el sistema de creencias ha ejercido tradicionalmente un fuerte dispositivo represivo.
La civilización moderna ha ido trasladando a la cabeza gran parte de las funciones energéticas que le corresponden a la pelvis. De aquí que se tienda a imaginar la vida en vez de vivirla, experimentarla y sentirla, convirtiendo al cerebro en un inusitado almacén de energía que es el germen de mucho sufrimiento.
Al constituir la pelvis el centro del cuerpo cualquier acción motriz que se lleve a cabo, por leve que sea, siempre la implica, de modo que conviene tenerla en cuenta puesto que si se le presta atención y se estira y distiende se convierte de inmediato en un foco de alegría y bienestar, por el contrario, si no se la tiene en cuenta va a ir adquiriendo una acentuada rigidez cuyas consecuencias a medio y largo plazo suelen ser indeseables para el bienestar de la persona.
La pelvis está relacionada con las piernas, articulación coxofemoral, cuya liberación y buena salud es básica para la locomoción humana, y también con la columna vertebral, a través de la gran bisagra, articulación entre la quinta vértebra lumbar y la primera sacra, germen de múltiples patologías, por esto resulta tan necesario activar la pelvis meciéndola suavemente de un lado a otro, basculándola en retroversión y anteversión, hacía adelante y hacia atrás, hacia arriba y hacia abajo.
El mayor impedimento para llevar a cabo cotidianamente este rítmico bamboleo o vaivén pendular pélvico es de orden mental, pues son los arquetipos y prejuicios, que poco o nada tienen que ver con la buena vida y la excelente salud, los que reprimen y frenan estas acciones tan necesarias para la buena vida.
Si los practicantes logran activar y agilizar la pelvis, su centro vital, gran parte del camino hacia el ajuste postural, el equilibrio emocional y la relativización de arquetipos y prejuicios, estará listo para ser optimizado, y lo más importante, siempre que se experimente este dulce bamboleo para mecer la pelvis en todas sus direcciones posibles, se esté solo o acompañado, con música o en silencio, la alegría se hace presente de inmediato en todo el organismo.

www.ejercicioybienestar.org

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