Cuando hace un par de años se decidió aunar en una sola jornada tres conmemoraciones festivas que se celebraban en fechas próximas, muchos grausinos dudaron de su conveniencia ya que pensaron que el proyecto de integración en un todo conjunto para potenciarlas y darles un mayor realce no conseguiría los objetivos previstos. Estas reticencias se mostraron infundadas y la unión de las celebraciones del Mondongo que organiza la Asociación de Vecinos del Barrichós, de la tradicional fiesta de San Antón y la ya instituida participación de los longaniceros locales en el mercado de la trufa fresca ha demostrado que genera unas sinergias que garantizan la celebración de numerosas actividades festivas durante toda la jornada en la villa ribagorzana.
No obstante esta amalgama de conmemoraciones, la celebración de san Antonio Abad, que llegó a ser considerada como la segunda fiesta de Graus, no ha perdido su relevancia y este sábado los cofrades de su popular cofradía han vuelto a salir a la calle para participar activamente en la bendición de animales clásica de la festividad y en los actos tradicionales de esta jornada que despiertan siempre el cariño de los grausinos.
En esta ocasión, y tras el anuncio en forma de baldeo de campanas y disparo de cohetes y la misa de hermanos cofrades que se realizó el jueves, los actos han tenido una especial prevalencia en esta jornada sabatina en la que ha habido, de nuevo, misa de cofrades previa al acto de bendición de animales en el soleado pórtico de la iglesia parroquial. Y desde allí ha salido la característica “Llega” de la celebración; el recorrido de los cofrades por las calles grausinas para solicitar de los vecinos su apoyo económico o en especie con el que sufragar las actividades asistenciales que lleva a cabo la cofradía durante todo el año. Los grausinos reclaman su “cordoné” amarillo y rojo que muchos –casi todos- llevarán durante todo el año con orgullo anudado a su muñeca.
La “Llega” recorre todos los rincones de la villa acompañada por la charanga Band & Diez y encabezada por el característico carro de la cofradía en que se guardan los donativos y del que cuelga un gran badajo que originalmente tenía como función avisar de la llegada de los cofrades al ser pateado por jóvenes y –cada vez más- no tan jóvenes que reviven sus tiempos de juventud.
Ya por la tarde tiene lugar en los locales del Centro Deportivo la habitual subasta de los artículos y lotes donados por particulares y establecimientos comerciales para apoyar el trabajo de la cofradía y su labor asistencial.