Dentro de su programa de divulgación de la riqueza monumental de Ribagorza, y en especial del legado románico que conserva la comarca, la grausina Asociación Ramiro I ha organizado este domingo una visita guiada al monasterio de Obarra. El profesor, estudioso y divulgador del románico ribagorzano Francisco Martí será el encargado de conducir esta visita que profundizará en la historia y el arte de este histórico cenobio en un acto que es de asistencia libre y abierto a todos los interesados.
Como en anteriores excursiones, los participantes deberán desplazarse hasta Obarra en sus vehículos particulares estando prevista la salida desde la grausina Glorieta de Joaquín Costa a las 10 de la mañana.
Finalizado el recorrido guiado, quienes lo deseen podrán asistir a la misa en Santa María de Obarra oficiada por el párroco local. También se podrán sumar a una comida en el vecino restaurante la Cuadreta que preparará un menú especial para la ocasión.
Obarra es quizás uno de los Monumentos Nacionales más desconocidos de Aragón. Ello a pesar de que el monasterio ribagorzano está catalogado como Bien de Interés Cultural desde el 3 de junio de 1931 y está integrado en la RED NATURA 2000 por las siguientes figuras de protección: LIC Río Isabena, LIC Congosto de Obarra y ZEPA Turbón-Sierra de Sis.
El cenobio, cuyos orígenes documentados se remontan al siglo IX, conserva todavía tres edificios de gran interés patrimonial, arquitectónico y cultural: la majestuosa Basílica de Santa María, de austero estilo románico lombardo, la vecina ermita –también románica-de San Pablo y los restos del antiguo palacio prioral. El conjunto monástico, por otra parte, se halla situado a orillas del río Isábena, en un paraje agreste de singular belleza.
La primera mención documental que se tiene del monasterio de Obarra, figura en un documento del monasterio de Alaón (Sopeira), fechado el 22 de mayo de 874 y su historia está íntimamente ligada a la creación del condado independiente de Ribagorza del que llegó a convertirse en su centro neurálgico en asuntos religiosos y en los de índole política ya que la casa condal ribagorzana decidió fijar su residencia habitual en el Castrum Ripacurza, ubicado en un altozano situado entre el vecino núcleo de Ballabriga y el monasterio de Obarra.