La Comarca de La Ribagorza promueve una campaña de concienciación sobre la dislexia

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Con la colaboración de la Comarca de La Ribagorza, la Asociación Dislexia Aragón ha iniciado una campaña de divulgación y concienciación sobre esta dificultad en el aprendizaje de origen neurobiológico que padece prácticamente un diez por ciento de la población española.
La campaña lleva por título “Dislexia: Atentos a las señales” y promueve una serie de actividades en los centros escolares ribagorzanos y otras abiertas al público en general para dar visibilidad a una problemática mucho más extendida de lo que se cree. La primera de estas iniciativas ha sido la de la publicación de unos carteles y trípticos explicativos que van a ser repartidos en los colegios de la comarca y puestos a disposición de todas las personas interesadas.
El responsable en Ribagorza de la Asociación, Miguel Angel Gamboa, recuerda que se trata de una entidad sin ánimo de lucro formada por personas con dislexia y sus familias. «Queremos hacer visibles las dificultades que se encuentran las personas con dislexia sea en el ámbito educativo o laboral. Trabajamos por una escuela y sociedad inclusivas donde se respetan los tiempos de aprendizaje y se valoran de forma adecuada los esfuerzos y retos de las personas con dislexia», comentan desde la entidad recordando que la dislexia es una condición de por vida, de origen neurobiológico y con un fuerte carácter hereditario.
Cabe recordar que no todas las personas con dislexia tienen que manifestar todas estas dificultades, ni en el mismo grado. Esta es la razón por la que su detección no siempre es fácil. No obstante, se trata de la dificultad de aprendizaje más común, ya que afecta a aproximadamente el diez por ciento de la población, según un informe de 2015 de la Asociación Internacional de Dislexia. Esto supone que casi 5 millones de españoles – de los que 800.00 están en edad escolar – padecen diversos grados de dislexia, con graves repercusiones sobre su vida cotidiana.
«Buena parte de ellos están sin diagnosticar y, por tanto, carecen de las medidas que podrían reducir el impacto en sus estudios. La detección e intervención temprana son imprescindibles para evitar el fracaso escolar y las secuelas psicológicas y emocionales», recuerda Gamboa incidiendo en que es importante saber que, aunque la dislexia afecta al aprendizaje, no tiene nada que ver con la inteligencia y en que la dislexia no afecta a la inteligencia de quienes la padecen.
El retraso en el lenguaje, la confusión de palabras, el poco control del lápiz y las tijeras o la dificultad para identificar las letras y sus sonidos, para aprender secuencias (contar, días de la semana…) y para situarse en el espacio y tiempo son algunos de los síntomas de una posible dislexia en menores de seis años. La baja comprensión lectora, la lectura lenta y dificultosa, la inversión de palabras, números y letras, la confusión entre derecha e izquierda o la dificultad al pasar la expresión oral al medio escrito entre quienes tienen siete y once años también son factores que indican una posible dislexia. Por lo que hace referencia a los mayores de doce años, la alerta se despierta ante la poca concentración en la lectura y en la escritura, el fallo en la memoria inmediata, las dificultades para organizar el espacio y el tiempo, con las relaciones sociales o en la construcción oracional y textual y con signos de puntuación, la baja autoestima o el trabajo con lentitud.

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